Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

A rienda suelta

La cortesía con dinero ajeno

 SER cortés o educado es algo que se lleva en la sangre aunque semejantes virtudes pueden ser inoculadas mediante una transfusión de educación y buenas maneras. Ser desprendido —reconozco que es una de esas palabras que me encantan— está muy bien, pues aquel que sabe compartir lo suyo no ha de tener problemas para recoger cuando le vengan mal dadas. El problema radica, como habrán intuido en el título, cuando se es cortés, educado y desprendido con dinero ajeno. En ese punto el suelo se torna resbaladizo, como si miles de tarjetas black o de la UCA se amontonaran impidiéndonos ver las losas. Es lo que tienen las bandas magnéticas, que están hechas para resbalar por la hendidura de los terminales, resbalándole a más de uno el pastizal que carga con ellas. Hay que ser cortés con el dinero propio, que es el que duele. Hacerlo con el ajeno no deja de ser una engañifa en la que pagador e invitado miran para otro lado.

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