Qué curioso. La hermana del señor fino nos ha salido respondona. Primero fue hace muchos años cuando pasó por encima del todopoderoso 'San Patricio' en la fiesta española comercialmente más golosa para una bodega, la Feria de Abril de Sevilla. Y ahora nos vuelve a poner la pierna encima para que no levantemos cabeza. El mal, el pecado para Jerez y dicha para los sanluqueños es, como todos habréis supuesto, un simple invento ya inventado. Su nombre es raro para los de aquí y lo pronunciamos mal hace años. Es el 'bag in box', o una bolsa al vacío de vino o lo que sea dentro de una caja de cartón. Para entendernos, una caja de vino más voluminosa que el tetra brik, con la novedad de una simple solapa en su parte inferior que, al desprenderla, deja aparecer un grifo por el que sale su contenido. Bueno, generalmente sale manzanilla. Hace dos días desvirgamos una 'bag in box' de una compañía sanluqueña de peso. Bebimos y encontramos que no era manzanilla. Era un mosto. Pero eso no importa.

La cosa no queda ahí. La práctica del nuevo envase también desequilibra los resultados anuales de la Denominación, hasta lastrar sus ventas, por los buenos números de la manzanilla en 'bag in box', el vino que -por sí solo y embotellado- es el más vendido en la Península.

Lo mejor será situarnos. En 2001, algunos entusiastas manzanilleros ya dieron la cara con el nuevo envase. Descalificaban parte de su producción -ya sin amparo del Consejo- y la comercializaban en formatos distintos a los permitidos: la botella, el vidrio, o la garrafa, los únicos que permite la institución de control de nuestros vinos. Con los años, la iniciativa maduró como el vino y, hoy día, es un verdadero éxito. En 2012 pegó un salto inesperado: la comercialización del vino 'tipo manzanilla' descalificado se disparó más de un 500%, rebasando el millón de litros. Todo por culpa del 'bag in box', que otras denominaciones de origen han adoptado sin pestañear por su evolución favorable frente al vidrio, con lo que quedaba demostrado que la apuesta de los astutos manzanilleros había sido un acierto. Es ideal para las ferias y formato estrella para el mercado escandinavo.

¿Sus ventajas? Son infinitas: más ahorro, más higiene, más garantías de conservación, abaratamiento de costes y almacenado, facilidad de distribución, fácil manejabilidad, menor peso y, por fin, menor impacto ambiental. Y de todo eso ya tomaron nota algunos vinos de Montilla o el Condado, que sí aceptan el nuevo envase y que representan una amenaza para nuestra rubia manzanilla. Lo decía un informe del propio Consejo del Vino, que proponía la aceptación del nuevo envase con uso restringido en el canal hostelería y alababa todas sus bondades, pero el pleno de vocales lo echaría atrás. Hoy día, cajas de 3 litros, 5 o más son vendidas en tiendas de bodega, despachos de vinos, cooperativas y hasta estaciones de servicio a precios muy asequibles. No pueden llevar en sus etiquetas el término 'manzanilla', aunque así lo sea, y el baile de nombres es diverso: 'Hidalgo fina', 'Fina en rama', 'Finísima'...

Al presidente de los bodegueros que cierran filas en torno a Fedejerez, Evaristo Babé, le duele la lengua de repetir que "la manzanilla sólo es manzanilla si está embotellada y lleva el sello del Consejo. Lo demás es un engaño al consumidor". Y pese a que el uso del 'bag in box' es una demanda generalizada en el sector, Babé sostiene que su uso y posible pérdida de imagen puede convertirse en el rejón de muerte del vino de Jerez. Por ello, ha pedido un "cambio de mentalidad para abandonar todo aquello que lastra la imagen del jerez y apostar por el valor añadido, la botella de vidrio como única opción."

Los bodegueros, en fin, ven en el 'bag in box' un factor desequilibrante en el mercado -ahora en óptimas condiciones-, de consecuencias nefastas para el empleo y que hay que pasar página a los tiempos en que imperaba el 'todo vale'. "El camino no es el 'bag in box', el camino es quitar el granel y reforzar el embotellado".

Y, en fin, ¿qué hay de nuestros abuelos?, ¿cómo verían tanto cambio en lo que entendían como una ceremonia? Leed lo que decía en su momento José de las Cuevas en su magistral 'Biografía del vino': "Con la uña del meñique saltamos el precinto donde pone 'Consejo Regulador de Denominación de Origen'. Luego, la caperuza de plomo gris que se rasga, voluptuosamente después, la anilla niquelada que saca el corcho canela. Los jerezanos echan siempre, antes de llenar las copas, un poco de su contenido al suelo, en un movimiento rápido y gracioso por dos razones importantes: La primera, por si el vino se ha modificado algo al contacto con el tapón y el aire que la rodea. Y, en segundo lugar, porque es una especie de rito, de sacrificio obligatorio a la tierra que vio nacer el vino".