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Entrevista

Unos minutos de sicología

  • ¿Quién dijo miedo a un 2015 de mil cambios e incertidumbres?.

 ¿Pues eso. ¿Quién dijo miedo ante lo que nos queda por ver en este año de cambios que se nos presenta? Y, sobre todo, ¿andamos preparados? Nos lo aclara el sicólogo jerezano Juan Manuel Gutiérrez Trigo, licenciado por Sevilla, máster en Estudios en Cerebro y Conducta, experto en Sicopatología y hombre de amplísima formación.

– Llegan nuevos tiempos. ¿Malos tiempos para los abuelos? 

– Depende de la persona. Estuve en una ocasión con un hombre de 83 años; fuimos en bicicleta hasta Sanlúcar y volvimos. Y después me enseñó cómo podía bajarme películas de internet. Esas cosas te asombran. Que un hombre de edad avanzada sea capaz de mantenerse actualizado, le permite ser una persona joven que está integrada y evolucionando. Eso, frente a esas personas a las que la vejez las convierte en excluidas sociales. 

–¿Y estamos preparados ante esos cambios? 

– Quizás sea ese el problema. En sicología se habla de apagón emocional, de esa sensación que creemos que hemos hecho todo en la vida y adoptamos una actitud de compás de espera. Decía Picasso que el hombre empieza a morir cuando mira más atrás que hacia delante. 

–La crisis lo ha cambiado todo.

– Sin duda. Un día, nos planteábamos en un programa de televisión si aún existía el síndrome postvacacional después de una crisis tan dura. Ya ha desaparecido prácticamente. Ya no se va al trabajo con esa tristeza. Y te planteas: ya tengo un trabajo donde volver tras las vacaciones. Es un cambio importante en todas las explicaciones a la salida de la crisis y creo también que ha bajado al terreno político, donde ha habido también muchísimos cambios.

–Hay abuelos que guardan miedo por los cambios políticos.

– Los intereses van modificándose a lo largo del ciclo vital. Hay mayores que, durante su vida, han de pronunciarse por una reforma laboral o la regularización del aborto, porque ya tienen hijas en esa edad, y llega un momento en que los intereses cambian y tienen más que ver con la administración de sus pensiones, la edad y el proceso de jubilación… En función de esos cambios en los intereses, hay quienes tendrán mas habilidades para adaptarlos o menos.

– Es un proceso de vida.

–A medida que crecemos, los cambios se hacen más difíciles y es verdad que es un proceso de deterioro, de pérdida de habilidades, de más dificultades de asimilar cambios. Muchas personas, dependiendo de sus circunstancias, están queriendo mantenerlas y temen cualquier posible cambio, pero también hay un sector que, tras sacrificios, espera ilusionada un cambio para salir de su situación tan tremenda. Muchos me preguntan: ‘A ti será de los pocos que te va bien el trabajo’. Porque hay mucha gente que lo está pasando fatal. Pero, es lo que yo digo, que cuando no hay dinero, no hay desgraciadamente ni para eso, para intentar sentirse mejor, o buscar recursos para sentirse bien emocionalmente.

–¿Ese miedo puede ser obsesión?

– Hay personas con perfiles de personalidad vulnerables, no sólo en la política también en cualquier situación conflictiva. Son gente con un estilo de personalidad muy rumiativo, muy obsesivo, que le dan muchas vueltas a cualquier evento negativo. Pero hay personas que utilizan unas estrategias de regulación muy efectivas: poner todo en perspectiva,  relativizar las cosas y tomar un poco de distancia. Estas personas tendrán menos posibilidades de tener una alteración emocional. Lo que hacemos desde la sicología es también aprender a saber cómo estas personas no se hunden ante tamañas dificultades. 

–Pienso en una ‘guerra generacional’. Los abuelos, con sus reservas por un nuevo orden político; los jóvenes, con su euforia, reivindicando casi una revolución para tener una vida.

– La reivindicación es inherente a ese ciclo vital, aunque en muchas ocasiones se reivindica casi sin tener conciencia  de lo que  está reivindicándose. Quizás tenga que ver con ese ‘antitodo’ y Podemos puede haberse erigido en esa actitud de ‘antireglas’, ‘antiimposiciones’… Quizás tendría que ver más con el anarquismo que lo que verdaderamente representa, una izquierda radical que no un partido apolítico o anarquista.

–¿Quién es más intolerante con la corrupción?

– Contestaría con una perspectiva más amplia, la capacidad del perdón. Creo que el joven es más intolerante. La edad da cierta habilidad de regulación emocional de ver las cosas desde la perspectiva que más te interesa verlas y quizás, de no implicarte tanto. Un  músico conocido decía eso de que ‘ahora que luchen otros, que yo he luchado lo que tenía que luchar’. Claro, que ya cada uno cumple su ciclo reivindicativo y a una edad, se tiende a ser más selectivo, a regularte más y adaptarse más a las circunstancias.

–¿Se ha fijado que en algunos padres también hay temores?

– Eso es una preocupación primordial de los padres, el bienestar de sus hijos. Incluso con el paso de los años sigue siendo una prioridad frente a la suya propia, una excepción de las pocas, para que cuando los padres falten los hijos queden lo mejor posicionados posible. De todas formas creo que sigue habiendo mucho peso de partidos políticos con tradición donde quizás se aferren padres de una edad avanzada.

–La edad le vuelve a uno más conservador, ¿no?

– Probablemente, pero puede que no sea el término correcto. Utilizaría un término más sicológico, en cuanto a regulación emocional. El conservador puede ser muy exigente también, o intransigente o más luchador por defender unas normas. Lo que hacemos la mayoría con la edad es aprender a adaptarnos a las circunstancias y aprender a ser lo más felices posibles. 

–Bueno, usted está obligado a dar la felicidad a sus pacientes. 

– Yo procuro solamente darles la caña para que pesquen. No puedo darles felicidad, pero sí facilitarles y enseñarles estrategias para ser más felices.

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