Aunque las campanas de la iglesia de Santiago tañeron días atrás como anuncio de la próxima reapertura del templo tras diez años cerrado por rehabilitación, parece que las puertas seguirán cerradas un buen tiempo más por "la aparición de una grieta en la Capilla Mayor", según confirman desde el propio Obispado. Un hecho "inesperado" que supone el retraso "al menos hasta después de verano" de la finalización de las obras, "que estaba prevista para julio", precisan desde la casa del obispo. "La grieta ha surgido por la limpieza de la piedra, por el mismo sistema que se está utilizando con los pilares. Creemos que, al ser un templo tan grande, es normal que surjan este tipo de fisuras como consecuencia de estos trabajos. Esto significa ahora que habrá que empezar de nuevo con el proceso de inyección en la piedra, que pensábamos que ya estaba concluido", apuntan desde el Obispado.

La fisura se ha hallado entre el presbiterio y la capilla, en el lado derecho, que estos días va a ser revisada por los arquitectos encargados de las obras del templo, dirigidos por Emilio Yanes, que serán los que aporten más datos sobre esta grieta y los trabajos de intervención que requiera, así como un balance de lo que significa este hecho en la futura reapertura de la iglesia. Aunque para ello queda, además de la solución del imprevisto, la limpieza de la piedra, de la bóveda, la instalación eléctrica, solería, puertas... "Pero pensamos que para después de verano puede estar el templo abierto, pero seguro que sí para la próxima Semana Santa".

Aunque se han dicho muchas fechas de reapertura y el pasado noviembre se anunció que la iglesia abriría esta primavera, el pasado lunes 18 de mayo dos de las cuatro campanas del templo, ya instaladas, sonaron tras diez años de silencio. Una cita que reunió a cerca de 300 personas en el Arco de Santiago y en la que el párroco, Diego Moreno Barba, apuntó entonces, sin saber del hecho, que las obras "van a buen ritmo y que se acometen otras actuaciones añadidas al proyecto original" pero sin dar fecha de reapertura, que será "cuando todo esté bien terminado".

Un templo del que Yanes subraya "sus gravísimos problemas congénitos, y es que Santiago se ha ido cerrando prácticamente cada 50 años para su rehabilitación, desde su construcción. Es inestable de por sí, pero estamos en buen momento de evitarlo".