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Crisis de refugiados

"Regresé entendiendo menos cosas"

  • La jerezana Marina Ojedo cuenta su experiencia en Idomeni, donde vuelve hoy para prestar ayuda humanitaria.

Fue viendo las noticias, un día cualquiera, en el informativo de las tres de la tarde. Tras ver los sucesos ocurridos en Grecia con los refugiados, Marina Ojedo (Jerez, 1990) se conectó a Facebook y comenzó a contactar con multitud de ONG para ver cómo podía ofrecer su ayuda en el país heleno. Terminó contactando con varias personas del país hasta que un grupo de 9 voluntarios partió el pasado 10 de abril desde Girona hacia el famoso campo de Idomeni, donde estuvieron dos semanas y al que volverán hoy. “Una vez que entras en contacto con este problema, ya no puedes escapar de él”, señala la jerezana.

 

Nada más llegar al campo de refugiados, Marina explica que “se me cayó el alma a los pies. Es cierto que ya en las noticias se ve mucha, muchísima gente, pero cuando llegas allí te das cuenta que son 10.000 personas de media. Pasas de ser espectador de una película que ves en las noticias a estar allí palpando la realidad”. La jerezana es enfermera, y nada más llegar a Grecia enseguida contactaron con la ONG ‘Bomberos en acción’. A pesar de que la mayoría del tiempo se lo pasaban en Idomeni, “había un pueblo justo al lado, llamado Hara, donde había muchísimas personas resguardadas en un área de servicio donde no ayudan ni participaba ninguna organización, por lo que íbamos por las noches, no ya de sanitarios, sino simplemente a ayudarlos en los que podíamos”.

“He vuelto entendiendo mucho menos que cuando me fui”, confiesa Ojedo antes de añadir que “es imposible que te desvincules de todo aquello, ya no puedes mirar para otro lado. Allí te das cuenta de que no hay prácticamente nada”. Tras su experiencia en el campo de refugiados, denuncia “una falta tremenda de apoyo de personal gubernamental. Ni el gobierno de Grecia ni el Consejo Europeo ponen a su disposición de estas personas todo lo que deberían, lo que tienen es lo que portan las distintas ONG de todos los países”. La situación de salud de las personas que allí se encuentran “está cada vez peor. Las patologías y enfermedades que te encuentras no son otras que las que habría aquí, enfermedades crónicas, enfermedades raras…, pero claro, es una concentración increíble de gente, sin garantías sanitarias ni condiciones de higienes. Si llueves, te empapas y si hace sol, te quemas”.

 

El servicio de sanidad griego “está completamente saturado -explica Ojedo-. Ya lo estaba antes de la crisis de refugiados y más lo está ahora. Solo se trasladan y derivan a personas al hospital cuando la situación es muy grave. Aunque, por ejemplo, yo he vivido la situación de un chico que había perdido un ojo en Siria y al segundo día que llegamos hubo un gran revuelo con el ejército macedonio, por lo que debido a la gran cantidad de polvo se le infectó esa herida. Conseguimos que lo llevaran al hospital, pero al día siguiente nos lo devolvieron diciendo que ‘ya lo atenderían más adelante’. Más adelante, quizás, sea demasiado tarde”.

 

Uno de los aspectos que más le sorprendió cuando llegó fue “la cantidad de humo. Ya nos habían avisado por el camino, hay que tener en cuenta que estas personas se bastan de hogueras para cocinar y calentarse, las tienen encendidas todo el día, por lo que la humareda llega a ser insorportable”. Aunque no todo fue malo en su estancia, “me sorprendió mucho lo bien que nos acogieron. Te aseguro que ellos nos cuidan más a los voluntarios que lo que nosotros podemos hacer por ellos. Te ofrecen de todo y te juro que allí me podía sentir muy segura, no había ningún rollo extraño ni por religiones, ni por raza, ni por sexo… Absolutamente nada. Incluso las mujeres nos daban ‘tuppers’ para que comiéramos una vez llegados al hotel después de una jornada de trabajo. ¡Me han ofrecido hasta zapatos! Son increíbles”.

 

Algo que también cambia mucho es la forma de ver su propia historia. En contraposición a la realidad occidental, los refugiados “cuentan otra distinta, aunque también depende mucho del país. En Siria, por ejemplo, tienen claro que la verdad no es lo que se muestra. Culpan mucho a Estados Unidos y Rusia de este conflicto, a pesar de que tienen claro que hay grupos extremistas en sus fronteras. Tienen claro que no es una guerra civil. Hay jóvenes que se van de su país porque los obligan a alistarse al ejército y, claro, esto no se cuenta pero si te niegas a alistarse te quitan el pasaporte y llegas a Europa como un ‘sin papeles’. Es muy triste”. 

 

Debido al shock que supuso para Marina su estancia en Idomeni, ella y sus compañeros de andanza, junto a Bomberos en Acción, han creado el proyecto ‘Help es help’. La jerezana cuenta que “allí estuvimos muy de cerca del caso de Osman, el chico con parálisis cerebral que gracias al trabajo de dos compañeros, Juanma y Miguel, consiguieron que viniera a España. Vimos que algunos municipios incluso rivalizaban por que el chico fuera a uno u otro hospital y en ese momento caímos que no sería por pequeños con problemas”. ‘Help es help’, es por tanto,  un centro de casos urgentes que pueden tener posibilidad de asilo debido a causas humanitarias con el objetivo de “concienciar a los gobiernos para prestar ayuda inmediata en España a quienes padecen situaciones de emergencia sanitaria, difundiendo las condiciones de vida infrahumana que soportan las personas en los campamentos de refugiados y sensibilizar sobre la situación de emergencia humanitaria que huyen del terror y viven los refugiados junto a nuestras fronteras”. Para participar con esta iniciativa se puede visitar la web helpeshelp.wordpress.com y visitar la página de Facebook ‘Help es help’. 

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