Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Jerez

En las entrañas del temporal

  • Vecinos de Las Pachecas denuncian falta de ayuda y se ven obligados a usar sus propios medios para salvar enseres y animales: "estamos con el agua al cuello y aquí no viene ni Protección Civil ni el 112"

"¡Yo no estoy aquí mojándome por gusto! ¡Yo estoy aquí luchando por mi casa!" Esas palabras de desesperación son de Juan Pérez, uno de los vecinos de Las Pachecas afectados por el temporal. Juan, trabajador de la construcción, vivía en San Telmo. A su casa de Las Pachecas acudía en sus ratos de ocio, para cultivar su huerto y criar a sus animales -cerdos, gallinas, conejos y pavos-. Sin embargo, al perder su trabajo se vio obligado a abandonar su domicilio de San Telmo, por lo que tuvo que establecerse en Las Pachecas. El pasado sábado, a eso de las diez de la mañana, notó que el arroyo cercano a su casa empezaba a subir de caudal. Al cabo de un rato, conocía por boca de un amigo que los embalses habían empezado a desembalsar agua. "Cuando me enteré de eso, me eché las manos a la cabeza". Y con razón. A las 12 de la mañana el agua ya lo cubría prácticamente todo. "Mi casa está a 1,20 metros del suelo. Pues dentro hay 40 centímetros más de agua. He perdido todos los muebles, los electrodomésticos, mis herramientas de trabajo (martillos, rotaflex, hormigonera y 30 mil kilos de arena, entre otros) y ya se me han muerto varios animales", se lamenta.

Juan llevaba desde las ocho de la mañana de ayer pendiente de Protección Civil. Llegó en furgoneta, acompañado de familiares y amigos, con la intención de salvar a los animales que aún le quedan con vida, además de diversos enseres que quedan en su casa. Dejaron el vehículo en el arcén de la autovía Jerez-Los Barrios, a la altura de su vivienda. Desde ese punto se divisa una enorme masa de agua. Decenas de casas se encuentran sumergidas bajo las aguas, simulando una especie de Atlántida a la jerezana.

Una barca ha sustituido a los coches en esta barriada rural. El domingo, aprovechando la tregua que dio el cielo, Juan y los suyos pudieron acercarse hasta su casa para rescatar los regalos de Reyes de sus nietos. Ayer era más complicado subirse a la barca, ya que el viento producía un peligroso oleaje. Por eso mismo estuvieron llamando a Protección Civil, para conocer si sería posible que se acercaran para echarles una mano. El hijo de Juan lamenta que no hayan tenido todo el apoyo posible. "En cualquier lado se incendia un tostador, sale un poco de humo y en seguida llegan dos camiones de bomberos. Nosotros estamos aquí con el agua al cuello y no viene ni el 112, ni Protección Civil ni nadie, y encima la Guardia Civil nos quiere multar por poner aquí la furgoneta, cuando el pasado sábado tuvimos que sacar de aquí a mi abuela de 85 años con mi coche, que se llenó de agua hasta arriba".

La mañana avanza y no hay ni rastro de Protección Civil, a pesar de que la benemérita les informa que vienen de camino. En esas, aparecen trabajadores de Conservación de Carreteras. Vienen a dividir uno de los carriles de la autovía con pivotes y piden que se retire el vehículo de Juan, que estalla de los nervios: "¡póngase usted en la mitad de mi pellejo!", les recrimina a estos trabajadores, que se justifican señalando que "nosotros no tenemos la culpa de esto, solamente hacemos nuestro trabajo".

Sobre las dos de la tarde llega Ángel, militar de la UME y sobrino de Juan. Es su día libre, pero ha venido a echar una mano. Definitivamente, deciden montarse en la barca para salvar a los animales que puedan. Logran rescatar 20 gallinas, otros tantos pavos y once conejos. Los cerdos, por su tamaño, son imposible rescatarlos. De los once que tiene Juan, ya solo quedan vivos dos. Además, cerca de un centenar de gallinas, siete pavos y doce conejos también han perecido ahogados o por hipotermia.

Al cabo de un rato, aparece Protección Civil. Señalan, a pesar de todo, que no tienen constancia de que haya animales que rescatar y que solamente vienen a cortar el suministro eléctrico de la zona.

Cerca de ahí, bajo el puente de la A-381 las aguas cubren parte de una vivienda. Su propietario señala que tiene que hacer guardias para evitar los robos, ya que "ya he pillado a dos personas intentando entrar para llevarse lo que pudieran".

De camino a Las Pachecas, nos encontramos la carretera cortada a la altura de la venta San Francisco. En esta barriada rural la situación ha mejorado un poco, ya que se nota algo los 30 centímetros menos de caudal que lleva el Guadalete. Así y todo, la avenida principal de la barriada sigue cortada y un par de casas inundadas. Una de ellas es la de Rosario Camacho. El día 26 tuvieron que abandonar su casa ante la crecida del río aunque "el día 24 de madrugada ya se cortó la carretera", relata. Ahora, Rosario duerme junto a su marido y su hija de 22 años en el centro social de la barriada. Su suegra, otra de las afectadas, se ha ido a casa de su familia, que vive en Jerez. "Hemos sacado lo que hemos podido. Lo demás lo hemos dejado encima de andamios en alto, pero los electrodomésticos se han quedado ahí. Ya estarán inservibles".

Junto a Rosario, un grupo de vecinas discute si estas inundaciones han sido peores que las del año 96. También hay opiniones sobre la autovía a Los Barrios: "A La Ina la ha perjudicado, porque eso retiene un montón de agua", señala una. "A nosotros nos ha venido bien, porque ahora no estamos incomunicados como antes. En el 96 no había forma de salir de aquí", señala otra.

Eso sí, todas están de acuerdo en una cosa. "Si sigue lloviendo en la sierra habrá que ver si viene todo el agua para acá".

En la carretera de Medina a El Portal, a la altura de la cementera de Holcim, Red Eléctrica se afana por solventar cuanto antes el problema de la segunda línea afectada por el temporal y que dejó sin luz a Jerez y a otras tantas localidades de la provincia. Por la maquinaria empleada y por el mal estado del terreno, se comprende que los trabajos son complicados. Uno de los trabajadores señala que "hay dos torretas todavía afectadas. Se han estado empleando dos de emergencia para garantizar el suministro".

La última parada la hacemos en El Portal. Aquí la situación está mucho mejor que en días anteriores. Antonio Gutiérrez, uno de los vecinos, señala que "aquí el agua llegó a una altura de unos 15 centímetros y solo entró en una casa en la que ahora no vive nadie". En el número 16 de la calle Remolino son más previsores. Han levantado un pequeño tabique en la puerta. "De momento no nos ha entrado agua. A ver qué pasa estos días", afirma una vecina que mira con preocupación los nubarrones. Vuelve a llover. El cielo sigue sin dar una tregua.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios