Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

San Ginés de la Jara, patrón de los vitivinicultores del marco de Jerez

  • La imagen de San Ginés preside cada año, ante la catedral, la ceremonia de la bendición de la uva y el mosto.- FOTO ARCHIVOUn santo envuelto en la leyenda -al que muchos confundieron con el mártir francés San Ginés de Arlés, con el que nada tiene que ver- y al que hace años se le quiso levantar una ermita, entre Jerez, El Puerto y Sanlúcar, para que anualmente fuera objeto de culto, con la celebración de una gran romería.

Estos días de vendimia hemos podido ver, una vez más, presidiendo el acto solemne de la pisa de la uva y bendición del nuevo mosto, a la imagen del patrón de los vitivinicultores del Marco Jerez, San Ginés de la Jara; un santo que, fuera de dicha fecha anual del nacimiento del nuevo vino, ya no vuelve a tener más protagonismo, en la vida jerezana, ni siquiera el más mínimo culto, tan siquiera en su fecha del 25 de agosto, que es cuando el papa Pablo III acordó, en el año de gracia de 1541, su inclusión en el santoral católico, autorizando que se le diera el correspondiente culto religioso, en dicho día.

Lo que muy pocos saben es quien era este santo, al que el gremio de vinatería de la comarca jerezana eligiera como patrón, y más concretamente los cosecheros que, desde el siglo XVIII, lo han tenido como tal; rindiéndole antaño el debido culto que hoy ha desaparecido. Prueba de ello es la imagen que radicaba en la antigua capilla de los Remedios, en la Puerta Real de Jerez, y otra que existiera en la Iglesia Prioral de El Puerto de Santa María. Esta reconstruida pieza a pieza, después de que, por causa que ignoramos, quedara completamente destruida.

Según el historiador portuense, Hipólito Sancho de Sopranis, "Las ordenanzas del gremio de vinateros del Puerto, que están datadas el 18 de marzo de 1747, dispusieron lo que sigue en el primero de sus artículos: "Lo primero dicho gremio de vinatería señala y elige por su protector al glorioso señor San Ginés a quien ha de erixir cofradía y señalar el día en cada año para su festividad que se ha de celebrar (con) misa cantada, sermón y procesión general por la tarde al campo, con asistencia de la ciudad a quien se hará convite por los diputados de dicho gremio, como hasta aquí se ha practicado, y los gastos que se ocasionaren se han de hacer de la caja común, que habrá de hacer en la forma y según se expresa en los subsiguientes capítulos".

Por este documento, obrante en el archivo municipal portuense, en el apéndice a "Papeles antiguos", conocemos la fecha exacta en que San Ginés fuera elegido "protector" de los cosecheros de vinos de El Puerto y, por extensión, de los de toda la comarca: Jerez, Sanlúcar, Chiclana, y Trebujena. Pero, como bien deja ver don Hipólito, no se especifica, en dicha acta constitucional de la cofradía vinatera, qué San Ginés es el adoptado por patrón, ignorándose entonces incluso su festividad religiosa en el santoral, puesto que se deja para más adelante "señalar el día en cada año para su festividad". Sin embargo, según el historiador, ese San Ginés no podía ser otro que aquel cuya imagen se conservaba en la capilla de la Aurora de la Prioral, sosteniendo un racimo de uvas en su mano derecha.

Dato éste que, con total ausencia de la tradicional palma del martirio, excluye al San Ginés de Arlés, consagrado como mártir, y que muchos - especialmente los autores de falsos cronicones -, confundieron siempre con el santo vendimiador, santo español de ignorada historia, que se veneraría desde el siglo XIV, en el santuario de La Jara, cerca del Cabo de Palos, en Murcia. Ese es el señalado como auténtico San Ginés de la Jara; un santo envuelto en la leyenda y muy milagrero, al que se le rinde culto muy especialmente en Cartagena y su campo, de donde es patrón desde 1677 y al que, desde hace veintisiete años, se le organiza una gran romería anual en su honor.

El santuario de La Jara, al que este santo perteneciera y en el que se supone que está enterrado, se encuentra hoy en ruinas y totalmente abandonado, a pesar de haber sido declarado en 1992 bien de interés cultural (BIC). Existe constancia de que en el mismo, de fachada renacentista, ya se celebraban cultos mozárabes, desde el siglo XI, en plena dominación islámica. Los franciscanos le darían un gran impulso al convertirlo en monasterio de su orden , en el siglo XVI.

En los primeros tiempos de la Fiesta de la Vendimia, allá por 1958, hace de esto cincuenta y dos años, surgió la idea de levantar en el cruce de los términos de Jerez, de El Puerto y Sanlúcar, una ermita a este santo protector de nuestro gremio de vinatería, de nuestras bodegas, vinos y viñedos, en la que se rindiera culto a su imagen conservada en la Prioral portuense. La idea fue del docto archivero-bibliotecario de la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, de El Puerto, don Manuel García Repetto. En enero de 1959 se estudió el asunto a fondo, incluso se visitaron varios posibles enclaves. Se llegó, incluso, a ofrecer una viña para su construcción, pero después de varios años, el proyecto fue cayendo en el olvido, hasta que se olvidó por completo.

Ahora, se quiere volver a la tradición de nuestra fiesta, a la cual, como principal innovación, han pluralizado, llamándola Fiestas de la Vendimia, como única adaptación a los tiempos modernos; pero quitándoles todo el sentido de exaltación de las labores y oficios bodegueros que tanto la distinguieron, a través de sus célebres concursos laborales, y otros detalles desaparecidos, como el relevo de capataz de honor, etc.; quedando tan solo como único ceremonial el que es y ha sido siempre centro y eje de la fiesta, o las fiestas, como ahora quieren llamarlas: la pisa de la uva, que ha vuelto a donde solía, en el reducto catedralicio, aunque modificando el horario, en busca de conseguir una celebración en hora más fresca y agradable; porque a fin de cuentas, la hora es lo de menos; lo importante es que el rito no se pierda y, como antaño se hacía, pueda seguir festejándose el nacimiento del vino. El mayor tesoro que tiene Jerez y del cual viven la mayoría de los jerezanos.

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