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Ramón Vargas Machuca. Catedrático de Filosofía Moral y ex diputado socialista

"Hay mucho desencanto porque se le ha pedido a la política lo que no puede dar"

  • El veterano político y docente hace un repaso por estas dos facetas antes de su visita a Jerez, donde estará hoy invitado por el Ateneo para dar una conferencia sobre 'El lugar de la utopía en la política'

-La conferencia, organizada por El Ateneo, que va a dar a las ocho de esta noche en la Once es 'El lugar de la utopía en la política', ¿cree que aún es posible buscar un lugar para la utopía en la política o que la gente está ya muy desencantada?

-Las dos cuestiones están muy relacionadas. La gente está desencantada porque ha esperado demasiado de la política. Se le ha pedido a la política lo que no puede dar, algo así como traer el cielo a la tierra. La gente se siente defraudada y ya no espera nada. Como dijo aquél, " de las grande ilusiones vienen las grandes desilusiones". Pues bien, toda este secuencia tiene que ver con una equívoca relación de la utopía con la política. Utopía etimológicamente significa "el no-lugar". Si uno pretende que los ideales de justicia y bien se realicen al cien por cien, la conclusión no es sólo que no hay sitio para la utopía en la política; sino que el resultado ha sido la utopía vuelta del revés (esa fue la experiencia totalitaria en el siglo XX). Ahora bien, si se piensa que los proyectos políticos son ideales que deben regular y valorar las conductas, no se entiende la política sin utopía. Sin constricciones utópicas, la política se vuelve el imperio del cinismo, del todo vale, del relativismo; y el Derecho deviene expresión de una correlación de fuerza, o sea, el derecho del más fuerte convertido en regla.

-¿Qué podría hacerse para motivar a la sociedad ante ese desencanto?

-Prometer sólo aquello que puedo cumplir porque tengo medios y voluntad de cumplir. Los proyectos, las buenas razones, los idearios que suenan bien, son plausibles pero no factibles pueden valer como referencia moral pero no política.

-¿Qué sabor le quedó de su experiencia en la política?

-Ha sido la más intensa, la que más satisfacciones y oportunidades me ha ofrecido, pero también la que más amarguras me ha producido. Me ha ayudado mucho a conocer la condición humana.

-Y hablando de sus inicios en los movimientos cristianos de base, un filósofo como usted, ¿qué opina de teorías como la del científico Stephen Hawking según la cual Dios no es el origen del universo?

-Creo que no compete a la ciencia demostrar la existencia o la no existencia de Dios. De la misma manera que no corresponde a la religión avalar ni refutar los resultados del desarrollo científico. En todo caso, religiones hay muchas, mientras que la racionalidad científica y su metodología es un canon universal. Religión y ciencia representan dimensiones, lenguajes, narrativas y experiencias humanas muy diversas.

-¿Qué intenta aportar a sus alumnos como docente que también ha sido político?

- Conocimientos que han sido macerados en parte en una experiencia vital, de tal suerte que hable de lo que hable, por muy teórico que sea, simpre me está evocando situaciones que he vivido. La filosofía política como "saber político" es un saber abstracto pero de lo concreto que capta la parte de la política que no se aprecia a primera vista, la almendra de muchos procesos y hechos.

-Como catedrático de Filosofía Moral, ¿qué opina de los frecuentes casos de corrupción?

-El problema no es que exista corrupción, sino que no existan mecanismos adecuados para disuadirla como la transparencia o el suficiente control de unos poderes por otros.

-Como afiliado a la UGT, ¿qué opina de la postura que han venido teniendo los sindicatos ante la crisis económica?

-Hace tiempo que un dirigente sindical me catalogó como sindicalista en 'baja técnica'. Hablar del papel de los sindicatos hoy, da para otra entrevista.

-¿Cree que está en crisis el sistema de partidos?

-Como modelo normativo la democracia de partidos no tiene rival hoy. El asocianismo civil no partidario es clave pero complementario de la democracia política. Hasta hoy no se ha inventado un ingenio político mejor que la forma partido para llevar a la práctica la democracia representativa. Su crisis no es de modelo sino de inobservancia. Por ejemplo, pocos artículos de la Constitución se incumplen tanto como el 6, que establece que los partidos son el cauce privilegiado para el ejercicio de la participación política de los ciudadanos y que los partidos deben tener un funcionamiento democrático.

-¿Qué proyectos tiene ahora?

-Sigo con el proyecto de evaluación del rendimiento de la democracia en España cuyo primeros resultados están recogidos en el libro que acaba de salir 'La calidad de la democracia en España. Una auditoría ciudadana'. (editorial Ariel).

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