Cerca de 6.000 personas disfrutaron el pasado sábado de una nueva visita del cantante Fito Cabrales a la ciudad. El Palacio de Deportes de Chapín sólo aguantó el chaparrón de almas entregadas a las canciones del bilbaíno y sus Fitipaldis, ya que por suerte no llovió, las defectuosas canalizaciones del edificio se libraron y nadie se mojó los pies. Sea como fuere, Fito, muy puntual -como un señor- se portó, como es habitual, y sació la sed de música de sus seguidores con un más que amplio repertorio, en el que brillaron las canciones de su último disco, 'Huyendo conmigo de mí', y muchas de sus antiguos trabajos.

Colas largas pero ligeras y vallas mal ubicadas que según la propia organización movió por seguridad, fueron quizás los únicos apuntes grises de una noche que se inició con Los Zigarros, y en la que incluso no faltaron niños, vestidos algunos de ellos al modo Fito -muy bien, por cierto. Más de dos horas con el tipo de Bilbao que a la mayoría le supo a poco, por eso el cantante salió dos veces, porque tampoco se quería ir. La próxima cita es en Valladolid, donde el público recibirá el saludo de Jerez, al igual que los jerezanos lo recibieron el sábado de los granadinos, de su última actuación. Todo un detalle.