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Provincia de Cádiz

La agonía andalucista

  • Militantes y ex militantes gaditanos del PA analizan con pena, resignación, realismo y cierta autocrítica las razones del final de estas siglas Ninguno defiende la continuidad de un partido que ni engancha, ni convence

El PA se muere. La formación política que durante décadas fue considerada como el segundo partido de muchos andaluces se apresta a vivir su propio funeral. El día del entierro ya está fijado: el 12 de septiembre. Lo que falta aún por decidir es si ese final será total o si, como defiende la dirección, el partido cesará toda actividad, no concurrirá a más elecciones, pero mantendrá un tiempo las siglas en pie para no dejar desamparados a sus concejales y alcaldes.

Pero, sea como fuere, estas siglas históricas ya están sentenciadas. Y eso es algo en lo que coinciden muchos andalucistas que durante décadas han ondeado la bandera de este partido, de esta ideología y de este sentimiento en Cádiz, sin duda la provincia más fiel al nacionalismo andaluz. Pena, nostalgia, resignación y cierta autocrítica. Eso es lo que sienten hoy unos andalucistas gaditanos que ni pueden, ni quieren, hacer nada por salvar a su partido. Ya no merece la pena. La realidad de las urnas, y la constatación de que los andaluces han terminado dando la espalda al PA, les ha terminado por convencer. Este periódico ha hablado con varios de ellos. No todos siguen militando aún en el PA, pero todos siguen siendo andalucistas. Y ninguno ocupa ya un cargo público. Pero todos coinciden en una cosa: este partido morirá en cuestión de pocos días pero jamás lo hará el andalucismo.

"El PA es como un familiar al que le tienes cariño pero que está agonizando, que sufre dolores, que no tiene solución posible y que además tiene la cabeza ida. Sabes que su final te va a entristecer, que le vas a echar de menos, pero llegas al convencimiento de que esa es la única salida". Quien pone este ejemplo gráfico es Manuel de Bernardo, ex alcalde de San Fernando, ex vicepresidente de la Diputación y andalucista convencido casi desde que tenía uso de razón.

De Bernardo se niega a buscar culpables de lo que le ha pasado al PA. Él, que no ha faltado a ningún congreso andalucista en los últimos 30 años, prefiere echar la vista atrás pero sólo para quedarse con lo bueno "porque hemos sido fundamentales para la autonomía andaluza y porque le debo mucho a estas siglas, que me permitieron trabajar por Andalucía, por mi provincia y por mi pueblo".

La nostalgia es casi unánime pero la realidad siempre termina imponiéndose. Uno de los más reticentes a ver el final de este partido era el jerezano Juan Román. "Me ha costado convencerme de que enterrar el partido era lo mejor. Siempre pensé que había esperanzas de un resurgimiento pero ahora ya no. Hay que liquidar esto cuanto antes pero, eso sí, sin desproteger en ningún momento a los cargos públicos que aún tenemos".

Pero, ¿cómo ha llegado el PA a la situación actual? Cada uno aporta algún elemento diferenciador. El propio Juan Román reconoce que al Partido Andalucista "nos han devorado por todos lados, por la izquierda y por la derecha, por los partidos grandes y por los partidos nuevos. Ahora estamos en tierra de nadie". Y Ramón Sánchez Heredia, ex secretario provincial y ex concejal en Cádiz, considera que la clave es que en los últimos años han faltado las herramientas necesarias para que el andalucismo conectara con la sociedad y adaptara el partido a la nueva forma de hacer política de la que se han nutrido formaciones emergentes como Podemos o Ciudadanos.

José Antonio González Pavón, quien fuera muchos años alcalde de Villamartín, cree que estos partidos de nuevo cuño están afianzándose en nuestra comunidad autónoma "porque en política, como en tantas cosas de la vida, el andaluz admira más lo de fuera que lo de aquí". Y añade: "Los andaluces se agarran a quienes les prometen el cielo, cuando el cielo no está en este mundo".

Durante muchas décadas el PA se ha sustentado en la provincia en los vértices de ese triángulo compuesto por las agrupaciones -y las alcaldías- de Jerez, San Fernando y Algeciras. Antonio Prats, ex concejal de Sanlúcar, cree que uno de los errores del PA fue "no haber sabido dar protección a esos referentes provinciales que tanto dieron a este partido" y no le duelen prendas en citar a Pedro Pacheco, Antonio Moreno y Patricio González. Ninguno de los tres, curiosamente, es hoy militante.

Tampoco lo es el jerezano Raúl Ramírez, que creció en el PA pero que, llegado el momento, decidió embarcarse junto a Pacheco en Foro Ciudadano. Muestra ciertos reparos a hablar "porque algunos pueden decir que no estoy legitimado para ello". Pero, como reconoce que "soy y seré siempre andalucista", da su opinión y considera igualmente que los líderes locales fueron clave en el auge de antaño del PA, que todos han sido responsables de este final "incluido yo mismo" y que este partido ha terminado arrastrándose "porque no hizo una catarsis general cuando debía haberlo hecho, que fue en 2004, cuando nos quedamos por vez primera fuera del Parlamento andaluz".

Año 2004. Esa es para muchos la fecha en la que comenzó la decadencia del PA. Tras los atentados del 11-M en Madrid hubo un vuelco político en España que también llegó a Andalucía. Chaves recuperó la mayoría absoluta, el PA abandonó el Gobierno andaluz tras ocho años de pacto con el PSOE, empezaron a escasear los recursos "y no supimos adaptarnos a esa pérdida de poder", apostilla un Sánchez Heredia que milita en el PA desde 1984.

Todos coinciden en que la gestión andalucista en esos ocho años en la Junta (1996-2004) fue útil y provechosa. El isleño Manuel Prado, otro veterano, formó parte esos años del equipo que dirigió la Consejería de Turismo y Deporte. Hoy lamenta que la sociedad andaluza "jamás haya valorado nuestro trabajo en las instituciones". Es más, considera que al PA "nunca nos han perdonado nuestros errores, mientras que a otros partidos sí". Y pone como ejemplo que las urnas no han castigado al PSOE pese al escándalo de los ERE ilegales.

Pero, aun siendo positivo, el balance de esos ocho años en el Gobierno andaluz también invita a otras lecturas. González Pavón, por ejemplo, opina que al PA le faltó inteligencia "y el PSOE nos terminó absorbiendo, como ha hecho ahora con IU". Y Sánchez Heredia sigue defendiendo hoy, como ya hiciera entonces, que su partido tenía que haber facilitado el mantenimiento de Chaves en la Presidencia de la Junta pero sin entrar en el gobierno.

A finales del año 2004 se produce otro hecho en el PA que aún es recordado por varios andalucistas: Julián Álvarez ganó el congreso y relevó en la secretaría general a Antonio Ortega. Poco después, Patricio González abandonaba el PA. Jamás se mordió la lengua cuando era alcalde de Algeciras y no lo va a hacer ahora, cuando está alejado de estas siglas. "Antonio Ortega ha sido el mejor líder que ha dado el PA en su historia y tras ese congreso empezó el fin de este partido. Con Julián Álvarez y Pilar González se sabía que al Partido Andalucista le quedaban tres telediarios", dice un Patricio González que también culpa al actual secretario general, Antonio Jesús Ruiz Aguilar. De él dice que es "un perdedor nato y un secretario general indigno, porque tenía que haberse ido tras su fracaso en las andaluzas y, sin embargo, no sólo ha seguido en el cargo sino que ahora se ha colocado como cargo de confianza en la Diputación de Cádiz".

Pero nadie más responsabiliza directamente a Ruiz Aguilar. Prats, que reconoce que nunca ha sido de la cuerda de su secretario general, considera que éste ha trabajado por el partido, aunque entiende que en estos últimos años "hubiéramos necesitado un líder con más carisma". Eso sí, el sanluqueño coincide con Patricio González en que al PA "lo mató Julián Álvarez y lo remató Pilar González".

El presente es el que es. Manuel Prado se acuerda hoy "de tantos compañeros que se han partido la cara por el andalucismo en sus pueblos y que, pese a tanto trabajo, ni siquiera han tenido la opción de gobernar". Y Sánchez Heredia dice convencido que poner fin al PA supondría "un ejemplo más que daríamos los andalucistas". "Porque un partido no sirve si no es una herramienta al servicio de una ideología", aclara.

Pero siempre quedará el futuro. Y en ese futuro debe aparecer un nuevo proyecto nacionalista, con otras siglas, con otras ideas, pero que siga defendiendo un nacionalismo andaluz integrador y nunca excluyente. Y los andalucistas de Cádiz dan ideas. Aunque no es excesivamente optimista, Juan Román ve fundamental que la juventud tome esa bandera; Prats ve esencial que en ese nuevo partido aparezcan caras nuevas; Raúl Ramírez cree que la clave está en que los nacionalistas "se integren en todas las esferas de la sociedad, en la Universidad, la economía, la sanidad..."; De Bernardo no duda que el andalucismo "resurgirá con nuevos bríos", aunque entiende que no debe ser ya mismo sino dentro de unos años; y Sánchez Heredia cree que el andalucismo volverá a vivir momentos de gloria "pero hay que darle su tiempo para que brote desde la sociedad y no desde el PA".

Es la voz de los andalucistas de Cádiz. Es la agonía de una ideología que seguirá esperando tiempos mejores pero ya no bajo el paraguas del PA.

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