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Provincia de Cádiz

El desfalco no romperá el pacto

  • Sólo un giro radical de la investigación judicial por el robo en la Caja haría al PP replantearse su acuerdo con el PA

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Las 2.000 almas que clamaron el jueves por que haya dimisiones en el gobierno de San Fernando se van a quedar con las ganas. El desfalco de casi ocho millones de euros en la Caja municipal ni romperá por ahora el pacto ni acarreará dimisiones entre los concejales del gobierno conformado por PA y PP. Este es, al menos, el convencimiento generalizado que hay hoy entre la clase política de La Isla y, también, en las direcciones provinciales de todos los partidos, incluido el PSOE.

El andalucista Manuel de Bernardo sabe de sobra que tiene garantizada su continuidad en la Alcaldía hasta las próximas elecciones municipales, a celebrar en mayo o junio de 2011. Pero, ¿tiene el regidor isleño un cheque en blanco firmado por el PP? Rotundamente, no.

Mucho se ha discutido y se seguirá discutiendo en el seno del PP de San Fernando, de Cádiz y de Andalucía sobre la conveniencia de romper o no el pacto con el PA. Y los que se decantan por el continuismo, que siguen siendo mayoría, se han cargado aún más de razones cuando se ha conocido el sumario del proceso judicial abierto para esclarecer las responsabilidades penales por el robo de la Caja. Porque en el sumario no aparece involucrado, ni siquiera por omisión, miembro alguno del gobierno municipal.

Pero el sumario es sólo el inicio de una investigación judicial en el que, se supone, el letrado que defiende los intereses del principal acusado del desfalco usará todos los métodos legales a su alcance para, cuando menos, sembrar la confusión. Parece improbable que el alcalde o la delegada municipal de Hacienda, Maricha Espejo, sean imputados en la causa. Pero si esto se produjera, a nadie escapa que el PP, entonces sí, tendría que dar un giro de 180 grados en su actitud y replantearse su alianza con los andalucistas.

Pero en la estrategia del PP falta una pieza clave: la identidad de la persona que aspirará a alcanzar la Alcaldía en 2011. Este misterio -en el que nadie sabe aún si la elegida volverá a ser María del Carmen Pedemonte o si se apostará por otro concejal popular o por alguien ajeno a este grupo municipal- está previsto que sea desvelado en el horizonte de marzo del próximo año. En esta tesitura, en el PP se baraja que si ese candidato o candidata es de nuevo cuño, es decir, que no haya sido corresponsable de la gestión municipal en el mandato corporativo aún en curso, quizás lo ideal sería que se presentara ante el electorado con las manos libres y sin necesidad de tener que justificar por qué el PP no fue capaz de impedir que el tranvía discurriera por la calle Real o por qué no dejó solo a De Bernardo nada más conocerse el vergonzoso robo de la Caja.

Pero, ¿qué pasaría si por una razón u otra el PP optara por poner pie en pared, romper el pacto y dejar a los andalucistas gobernando en minoría? Pues que en cuestión de minutos el PSOE presentaría una moción de censura contra De Bernardo. Sería sólo de cara a la galería, claro, porque el PP jamás votaría a un alcalde socialista. Pero Pedemonte tendría que tragar saliva otra vez para explicarse.

El problema es que a estas alturas de la película no hay un solo partido político que no piense ya en las próximas elecciones municipales. Y en esos pensamientos, en La Isla surge siempre como una obsesión la cifra mágica del 13, que es el número de concejales que garantiza la mayoría absoluta. Tanto el PSOE como el PP aspiran a alcanzar ese listón por sí solos. Los primeros están convencidos de que el pacto firmado en 2007, el tranvía y, sobre todo, el asunto del desfalco tiene que pasarle factura obligatoriamente a andalucistas y populares; y los del PP -que inesperadamente ganó las elecciones europeas en La Isla- confían en saber vender su gestión de este mandato y en que la crisis económica castigue en las urnas al PSOE.

Pero si ninguno llega al 13, las miradas se dirigirían hacia un PA que, aunque todos opinan que está en caída libre, tendrá algo o bastante que decir. Y en este punto los andalucistas se agarran a dos clavos ardiendo: que San Fernando ha sido tradicionalmente cuna del nacionalismo gaditano y, también, que el Bicentenario a celebrar en 2010 puede darle oxígeno a De Bernardo en un momento crítico para él y para su partido.

Lo lógico sería pensar que, si no hubiera mayoría absoluta, el PP y el PA estarían llamados a reeditar el pacto, con opciones de que la Alcaldía cambiara de manos. Pero este argumento, que es uno de los más utilizados por los dirigentes y militantes del PP contrarios a la ruptura, no convence a todos. "El PA no es un partido de fiar porque lo mismo puede pactar con nosotros en 2011 que con el PSOE, pese al distanciamiento tan grande que hay ahora entre ellos", reflexionaba en voz alta un dirigente de peso del PP andaluz. Pero esta desconfianza aún no ha calado entre los populares isleños. O, mejor dicho, no lo ha hecho con la fuerza necesaria para tumbar un pacto que, pese a todo, sigue en pie. Mareado, pero en pie.

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