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Memoria me dio 'pa' ti... Antonio Mairena

"Muero con los cantes de Manuel"

  • "He tenido momentos de trance, de éxtasis, de creerte que estás en otro mundo, de palpar con tus sentidos las grandeza del más allá", decía el genio.

Si hay alguien que ha marcado la historia del flamenco ese es Antonio Cruz García (Mairena de Alcor, 1912 - Sevilla, 1983). Antonio Mairena, como fue conocido artísticamente, jugó un papel fundamental en la recuperación de estilos de cantes casi desaparecidos o en total desuso.

Pues a través de una tarea de investigación y estudio puso voz a cantes que ya nadie hacía. Asegura Antonio en la revista Arte Flamenco, Orbis-Fabbri, Madrid en su número 4, que "la liviana apenas se cantaba, o si se hacía, no tenía nada que ver con lo que realmente era. Yo conocí a un gitano de Chiclana que la cantaba tal y como es, de ahí la recuperé".

Recuerda Mairena en esa publicación que "una noche Juan Talega empezó a cantar y no sabía qué estaba cantando, él creía que eran seguiriyas, pero cuando lo escuché durante varias horas, supe que eran livianas que él escucharía de los más viejos de Triana".

A pesar de sus inquietudes, decía Antonio que "en el flamenco está todo creado, lo único que nos queda a nosotros es engrandecerlo, desarrollarlo y dulcificarlo, y yo creo que lo he conseguido, ésta es mi obra".

Conocidas fueron las visitas del cantaor a Jerez, aquí también escuchó a los grandes en las fiestas flamencas. En esas juergas "he tenido momentos de trance, de éxtasis, de creerte que estás en otro mundo, de palpar con tus sentidos la grandeza del más allá", y es por eso que cuando cantaba "no abro los ojos, porque tengo que estar soñando para sentir el cante", agregaba.

En esa misma línea se expresa en "Las confesiones de Antonio Mairena", editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla: "En esas grandes fiestas gitanas yo escuchaba a Joaquín el de la Paula, mi primer maestro, a Manuel Torre y a otros grandesartistas de menor renombre pero de un gran sabor gitano".

Por tan dilatada carrera como cantaor recibió en Córdoba (1962) la Tercera llave de Oro del Cante, máximo galardón en el arte flamenco. Años después (1978), una vez retirado profesionalmente, aseguró en Diario de Córdoba que "los concursos son precisos, aunque no tan frecuentes". Impulsor de los festivales flamencos pensaba que "son los que sostienen el mundo del flamenco, sin ellos los artistas no podrían subsistir".

En una de las entrevistas que realizó el periodista Juan de la Plata para medios locales, el cantaor se muestra "amante del cante de Manuel Torre y del cante de Jerez en general", concluía diciendo "yo muero en Jerez".

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