Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Cante

La experiencia como inspiración

José de los Camarones estuvo ayer en el Palacio de Villavicencio.

José de los Camarones estuvo ayer en el Palacio de Villavicencio. / manuel aranda

La filosofía de vida sirve de inspiración para los cantes de estos jerezanos. Asistimos a un recital compartido en el que apreciamos dos estilos bien diferenciados entre sí que recuerdan la amplitud de formas y perfiles con los que cuenta el flamenco de esta tierra.

Uno de ellos está curtido en mil batallas, como aquel que dice, y muestra la inquietud de quien respeta, ama y vive por el cante. Es por ello que es de valorar su presencia dentro del Festival aunque sólo estuviera veinte minutos exactos encima del escenario del Palacio de Villavicencio. Desconocemos el motivo, pero se nos quedó corta su aportación a pesar de que fue contundente y certero en lo que realizó. José de los Camarones, conocido como el "filósofo" del flamenco, se definió como cantaor en la primera intervención de la tarde por tonás, recurriendo a letras de Omar Kayyan, famoso pensador persa. Está considerado como una figura de lo jondo, volviéndolo a demostrar en este recital con una soleá apolá de exquisito gusto, apostando en fuerza y raza y dándose algún golpe de pecho entre letra y letra.

Prosiguió por malagueñas y abandolaos con la guitarra de Manuel Heredia y las palmas de Carlos Grilo y El Bo. Se despidió por seguiriyas dejando con la miel en los labios al público que abarrotaba el salón.

Encendieron luces y entró el otro cantaor del programa. Manuel Fernández Carrasco 'El Borrico' puso empeño en conectar con el público a partir de estilos muy jerezanos y que ha escuchado desde niño. No se salió de los cantes de Santiago ni en la soleá ni en la seguiriya.

Por momentos nos viene a la memoria Tío Gregorio, su abuelo, en lo que entendemos que Manuel ha heredado la voz robusta y grave del antepasado, aunque parece tener más fuerza. Comparaciones aparte, pues no sería justo, Manuel lleva, relativamente, poco tiempo en los escenarios y ya se puede notar su evolución, aunque queda bastante camino por recorrer para dominar todos los aspectos que requiere el cante. Ganas no le faltan, que es lo importante. Por martinetes, tientos y bulerías, consigue convencer al público que disfruta, además, con la sonanta de Antonio Jero, un guitarrista al que se debería tener más en cuenta al contar con una trayectoria monumental.

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