Una de las instituciones más consolidadas a nivel académico dentro del mundo del flamenco, la Fundación Cristina Heeren, pasó ayer por el Consejo Regulador para exponer algunas de las directrices de su programa formativo, una cita a la que acudió su presidenta, la hispanista Cristina Heeren, su director Fernando Iwasaki, y su responsable de producción, Alexandra Hoffer.

Acompañados por la directora del Festival, Isamay Benavente, quien calificó como "un honor" compartir mesa con una entidad de la que se mostró "gran admiradora por el esfuerzo, el amor y la contribución que realizan al flamenco", y avanzó la futura colaboración conjunta de cara a la celebración del veinte aniversario de ambas instituciones en 2016.

Por su parte, Cristina Heeren, insistió en que desde el principio, su fundación ha intentado "aplicar un sistema académico en un mundo anárquico", y recalcó que "es un proyecto de equipo".

Mucho más explícito fue Fernando Iwasaki. El director recordó que "empezamos en 1996 con sólo cinco alumnos y hoy día entre 80 y 150 alumnos participan en nuestro curso anual".

Iwasaki explicó que el proyecto académico consta de tres años en diferentes periodos formativos para baile, cante y guitarra y dejó claro que el objetivo fundamental es "convertir el flamenco, a través de la enseñanza, en un arte que pueda ser interpretado por todo el mundo". A este respecto, criticó que "una bailarina y un guitarrista de conservatorio pueden acceder a una especialidad académica universitaria mientras que un bailaor y un guitarrista flamenco no. Ese es el objetivo con el que nace esta escuela, para dar cauce académico al flamenco".

"Tiene delito que un estudiante de flamenco europeo no pueda cursar una beca Erasmus", continuó.

Por último, y al ahondar un poco más en el programa formativo, el director de la fundación enumeró a parte de su personal docente, donde se mezclan artistas veteranos con algunos exalumnos. Así, citó a nombres como Calixto Sánchez, Esperanza Fernández, José de la Tomasa, Julián Estrada, Milagros Mengíbar, Luisa Palicio, Javier Barón, Pedro Sierra o Niño de Pura.

Otra de las partes importantes de la Fundación es Alexandra Hoffer, responsable de la producción y la encargada de "transformar a los estudiantes en artistas". Para ello, la fundación ha creado su propia productora y tiene acuerdos con teatros de todo el mundo para que los estudiantes puedan poner en práctica todo lo aprendido.

Durante estos veinte años, más de 6.000 alumnos de más de 50 países se han formado en el centro. De ellos, un total de 665 han recibido becas de formación -en su mayoría, andaluces-, financiadas con recursos propios de la entidad. Además, la escuela ha recibido becarios de programas colaboradores como Erasmus Plus, Fulbright de Estados Unidos, Conaculta de México, Fundación Maruwa de Japón o la Sociedad de Artistas Intérpretes o Ejecutantes (AIE) de España.

De cara a 2016, la Fundación prepara nuevos proyectos, el más relevante, será el traslado a un nuevo edificio en el que se integrarán todas las aulas, actualmente repartidas en dos sedes. Asimismo, el área que gestiona las producciones -impulsora de obras como 'Entre dos orillas' de Luisa Palicio, El Choro y Alberto Sellés, 'La otra piel' de Úrsula López, 'La metamorfosis' de Israel Galván o 'Campallerías' de Rafael Campallo- prepara nuevas propuestas escénicas.