La alarma se produjo también en la zona rural de Jerez ante el desbordamiento de algunos arroyos, el Salado, especialmente, en los alrededores de la pedanía de Estella, y la crecida de nivel del río Guadalete a su paso por La Greduela (un diseminado rural que se quedaba aislado habitualmente antes que se construyera un nuevo puente). En ese punto una torre de tendido eléctrico corría peligro de derrumbarse por lo que se mantuvo una constante vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad y de los servicios de la compañía Sevillana.

También se produjeron problemas en la autopista AP-4 y algunas carreteras secundarias por grandes bolsas de agua, señaló la Dirección General de Tráfico.

El alcalde de Estella, Blas Moreno, explicó que "hemos vuelto a tener problemas porque el colector no desagua bien. Pero, desde luego, no ha sido como otras veces". El caudal del arroyo Salado había aumentado cuantiosamente a consecuencia de las intensas precipitaciones. La carretera de Estella, una vía problemática habitualmente en caso de fuertes lluvias. estaba transitable pero "hay que circular con precaución", añadió el alcalde.

Tanto la Guardia Civil de la segunda compañía del instituto armado como la Policía Local acudieron a varios de los puntos habitualmente críticos para vigilarlos y auxiliar a los ciudadanos en caso de problemas pero, según indicaron, no se produjeron incidentes salvo esa psicosis por el inexistente tornado. La Campiña fue la zona más dañada por las últimas inundaciones de otoño pero, ayer, el gabinete de prensa del Consorcio de Bomberos de la provincia de Cádiz (CBPC) confirmó que su única intervención en la zona rural fue achicar agua de una vivienda de la colonia de Caulina, una zona siempre susceptible de inundaciones ante su proximidad al citado arroyo.

A las 20:30 horas la Guardia Civil recomendaba circular con precaución por todas las carreteras pero especialmente en dos carreteras secundarias, la CA-3102 y CA-4102, en ambos sentidos de la circulación. Quienes tendrán hoy también problemas serán los agricultores para entrar con sus tractores y resto de máquinas a los campos ya que están muy embarrados por las constantes precipitaciones. No en vano la provincia está viviendo el otoño e invierno más lluvioso de los últimos 12 años, lo que tendrá claros efectos positivos para el sector agrícola y turístico los próximos meses ante el aumento de las reservas de agua en los distintos embalses de la provincia.