La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, fue clara y contundente ayer a última hora de la madrugada cuando se reunió con la plantilla de la limpieza pública en la misma puerta de las instalaciones de Urbaser. García-Pelayo dijo a los trabajadores que están “en su pleno derecho de conseguir mejoras”, pero les advirtió que las arcas municipales están a cero y que cualquier revisión del IPC que consigan deberá ser pagada por las arcas consistoriales, algo que es “del todo imposible”.

Pasaban 18 minutos de las seis de la madrugada, era aún de noche pese a ser el de ayer uno de los días más largos del año, cuando la alcaldesa compareció ante el comité de empresa y los trabajadores a pie de calle. Acudió acompañada por buena parte de las altas instancias del Gobierno popular de Jerez, como fueron los casos de Antonio Saldaña, Javier Durá y Felisa Rosado (delegada de Medio Ambiente) además de por el diputado jerezano en el Congreso de los Diputados, Aurelio Romero.

Lo primero que hizo García-Pelayo fue trasladar a la plantilla las conversaciones mantenidas por el Ayuntamiento y la concesionaria Urbaser en Madrid. La alcaldesa ya dejó entrever que no llegada ‘de rositas’ cuando manifestó a la plantilla que lo que le había movido hasta allí era su deseo “de deciros lo que siento”. La regidora continuó manifestando que la concesionaria “ha sido accesible y esperábamos un acuerdo, pero el problema radica en que cualquier reclamación económica que le realicéis repercute directamente en el Ayuntamiento”. En todo momento, la primera edil defendió el derecho de los empleados a conseguir mejoras —“cuanto más consigáis, mejor”, les dijo— si bien les dejó claro que “en mayo se acabaron los ingresos que recibe el Ayuntamiento y ya no hay dinero en las arcas municipales para asumir costes añadidos”.

En todo momento, García-Pelayo no entró a valorar la gestión de su predecesora en el cargo, Pilar Sánchez, ya que “no suelo hablar del pasado pues lo que más me interesa ahora mismo es el futuro”, señaló y añadió que su estilo de gobierno va ser “dar la cara y meterme en el charco”.

María José García-Pelayo, cuyas explicaciones fueron seguidas con gran respeto por la inmensa mayoría de los trabajadores, dejó absolutamente claro a los empleados que su actual problema (una revisión del IPC) se encuentra en un puesto bastante lejano en el ranking de asuntos por resolver que tiene por delante el actual equipo de Gobierno.

“El pago del IPC no es algo de primera importancia en una ciudad donde hay trabajadores de concesionarias que por desgracia no cobran. Se me cae el alma a los pies cuando veo a las señoras de Acasa sin cobrar sus sueldos. Lo primero es lo primero. Estamos buscando dinero y un trato especial por parte de los bancos, para que la gente pueda comer sin problemas. Eso debe ser lo primero, lo lógico y, sobre todo, lo más humano”.

Para la alcaldesa “es incoherente y frívolo que cuando no tenemos recursos se haga una excepción con vosotros, que tenéis mejor trato incluso que la plantilla municipal”, que como es sabido padece problemas de pago de nóminas algo que no han padecido los trabajadores de Urbaser pese a que el Ayuntamiento hace ya dos años que no abona ni una transferencia a la concesionaria. “Repito —añadió— que si conseguís algo que no repercuta en el Ayuntamiento, fenomenal, pero debéis tener claro que yo no voy a ceder si esa mejora debe ser pagada por el Consistorio. Os pido un esfuerzo y que entendáis que hay mucha gente que tiene problemas muchísimo más graves”.

Sobre el convenio, García-Pelayo defendió que “éste fue necesario porque, si no era así, la concesionaria se iba”. Tras apuntar que la empresa no ha cobrado nada en los dos últimos años, recordó a los empleados que habían cobrado de forma puntual, algo que no ha sucedido en otros servicios municipales. “Me preocupa que pase lo mismo que con Cojetusa, que se fue y llegaron Los Amarillos y ahora estamos peor que nunca, pues se ven incapaces de afrontar los pagos".