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Jerez

Cuestión de aplicar la leyCosas de bomberos Fugas en El Altillo

En España somos muy dados a las leyes de acompañamiento, a los postizos legales y a las normas ortopédicas para subrayar cuestiones que ya estaban meridianamente claras. Se ve que el barroco nos va no sólo en las artes, sino también en algunas pautas de comportamiento. Los tímidos derribos de construcciones ilegales en la costa de El Palmar, cuya tardanza se evidencia en que había verdín en las tejas de las construcciones ilegales, se han producido tras superar un sin fin de dificultades administrativas y zancadillas provenientes de distintos ámbitos, que constituyen un verdadero trasmallo para hacer valer la legalidad vigente. Desde distintos ámbitos de la judicatura, especialmente de la Audiencia provincial y la Fiscalía, se ha venido demandando más arrope de las administraciones, especialmente de los ayuntamientos, para evitar el efecto llamada que provoca la aparente impunidad con la que se colocan los ladrillos en el campo. Si no se quiere ceder ante el chantajismo de propietarios que esgrimen los hechos consumados y no deseamos un paisaje trufado de un chabolismo desarrollista fuera de control, la única norma es aplicar la ley con la celeridad y el vigor que el problema demanda.

El Ayuntamiento de Jerez y el Consorcio Provincial andan otra vez mareando la perdiz sobre la posibilidad de cambiar de ubicación el actual parque de bomberos de la ciudad, que se construyó en los 90. Es normal que un ciudadano de a pié demande mejores instalaciones sanitarias, oficinas más accesibles para sus gestiones en la comisaría de policía, la mejora de los centros escolares y sus comedores, valorar la buena labor que se hace en los centros de barrio con un acicalado de sus instalaciones...pero ¿qué diablos le pasa al parque de bomberos? Que una instalación que lleva en servicio pocos años y que fue calificada de modélica en su inauguración pretenda ser derruida es tan desconcertante como insultante. Desconcertante porque entre las prioridades de la sociedad, que son numerosas, no se encuentra, ni de refilón, semejante asunto; e insultante porque el Consorcio Provincial nos llegó a expulsar por falta de pago y aún estamos en él aunque con deudas. Otra cosa es que a alguien se les hayan puesto los ojos vidriosos al imaginar el solar que quedaría una vez derribado el actual parque.

El parque de El Altillo, oficialmente denominado con el espantoso nombre de Jardín Escénico, está llamado a ser una de las zonas verdes más hermosas de la ciudad, no por mérito de sus ejecutores, sino porque la finca donde se asienta ya era un espacio privilegiado. Sólo está abierto al público la primera fase del gran parque, cuya estética y ordenación me parece bastante cursi, como para pelar la pava pero a la antigua. El desarrollo de la segunda fase del gran parque, bastante más aceptable que la primera, está finalizada desde hace tiempo, pero aún no se puede difrutar. Se han barajado diversas causas por las que aún no se ha inaugurado este gran espacio verde, pero, aunque esta no sea exactamente la razón, les diré que se ha descubierto que el gran lago artificial que se ha montado en el mismo pierde entre 30 o 40 mil litros de agua diariamente por problemas en la impermeabilización del suelo. Sólo consuela que el agua es de captación subterránea y que las fugas vuelven a ella, pero no deja de ser un grave problema, ya que el lago merma sobre una cuarta al día en su nivel, además de otros fallos en los sistemas de riego, que han provocado el deterioro definitivo de numerosos árboles adultos.

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