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francisco acosta. maestro y medalla de la provincia

"En algunas pedanías dimos clases en los bares y los libros los hacíamos a mano"

  • El profesor de Educación Permanente (a partir de 18 años) relata los primeros pasos de esta oferta en Jerez

Francisco Acosta, días atrás, en la biblioteca del centro Victoria Alba, en Jerez.

Francisco Acosta, días atrás, en la biblioteca del centro Victoria Alba, en Jerez. / miguel ángel gonzález

Francisco Acosta es de Calzada de Calatrava (Ciudad Real), localidad en la que nació el pegamento Imedio y el oscarizado Pedro Almodóvar. Sus padres no sabían leer ni escribir y pronto "afloró en mí" la vocación por trabajar de maestro y especialmente con las personas adultas. Desde 1984 está en la docencia porque "siempre he tenido una vocación de servicio público y en aquella época imagínate... Siempre creí que desde la educación se podía contribuir mucho en el desarrollo de las personas y con ello, de la sociedad".

De Ciudad Real a Córdoba, y de Córdoba a Jerez para formar a personas adultas. Fue el mismo año que se tituló. "Siempre me he sentido muy bien acogido en esta ciudad, nunca me he sentido un extraño, ni en esta provincia ni en Andalucía", reconoce Francisco. El pasado lunes 19 de marzo recibió la Medalla de la Provincia de Cádiz, reconociendo así el trabajo de un profesorado que ha formado a miles de personas.

"Mi madre no sabe leer ni escribir y eso ya era una fuerza motivadora. Además pienso que con aquellas personas había que hacer justicia, porque no es que ellos decidieran no aprender a leer ni escribir, es que no tuvieron la opción. La escolarización no era obligatoria y la prioridad no era ir a la escuela, era ayudar a los trabajos, y sobre todo en la zona rural", declara el maestro. Para Acosta la Educación Permanente ha contribuido "de una manera neta y clara con el colectivo de la mujer y con el mundo rural". "Ambos estaban claramente desfavorecidos y el hecho de que en cada pueblo haya una oferta de Educación Permanente, como la que hay actualmente, ha significado un acortamiento de la brecha en todos los sentidos: en los aspectos formativos, de integración social, de equidad...", subraya.

Precisamente ser maestro en la zona rural fue una decisión de Acosta y con satisfacción relata que durante la época en la que fue coordinador en Jerez "tuve la suerte" de cooperar con la implantación de la educación para personas adultas no sólo en Jerez sino también en las pedanías. "Recuerdo que en algunos sitios empezamos a dar clases en los bares, porque era el único espacio que teníamos. Eso podría ser entre los años 1986-1988, que fue cuando yo estaba de coordinador. También dimos clases en parroquias, pero lo importante no era contar con medios extraordinarios, sino era empezar a formar a las personas con los medios que tuviéramos, no se podía esperar. La respuesta fue excelente y sigue siendo excelente", subraya.

De aquellos primeros años de la Educación Permanente Acosta cuenta que "teníamos un gran agobio porque no había libros de texto para alfabetizar a las personas. Los libros de los niños no servían para los mayores y teníamos que hacer los temas nosotros". Los hacían a mano, con letra de molde y fotocopias en blanco y negro: "Material poco atractivo pero lo hacíamos con un esfuerzo y una dedicación extraordinaria. Era lo que había".

Esos primeros adultos transmitían dos necesidades: la formativa y la segunda "la de salir", relacionarse. "Las mujeres especialmente decían 'a lo mejor no aprendo mucho pero salgo de mi casa dos horas'. Era romper barreras. Ya el hecho de coincidir con otro grupo de personas, intercambiar experiencias, intercambiar opiniones era un desahogo para aquella época", describe Acosta, quien recuerda especialmente el caso de una alumna que formándose en Neolectura "decía que quería ser maestra y la gente se reía de ella cuando lo decía. Pues con 62 años consiguió ser maestra. No ejerció, pero fue maestra".

"Ahora que son otros tiempos tenemos que responder a las necesidades de ahora y son más que a finales de los 90. La sociedad actual nos demanda alfabetización digital, informática, dominar un segundo idioma, nos demanda poder ampliar conocimientos como el acceso a la universidad... Son otras necesidades y la Educación Permanente tiene que responder a esto", declara el maestro. Tiene muy claro que "hay que educar en el mismo siglo que se vive. No se puede educar de acuerdo a lo vivido. El niño es un ser de proyecto, de futuro. El adulto es un ser de presente, sus necesidades son las de ahora y las respuestas que tenemos que dar desde la Educación Permanente son a esas necesidades".

"A la gente que se alfabetizó se le abrió el mundo de la lectoescritura para expresarse, y ese mismo proceso lo están viviendo ahora con las nuevas tecnologías -describe el profesional-. Distintos instrumentos pero el mismo proceso, porque la informática es un código para descifrar la realidad como antes eran las primeras letras y los primeros números".

Tras más de 30 años de ejercicio, Acosta tiene "más ganas" de seguir formando de cuando empezó. Porque tras su paso por la delegación provincial de Educación y por la misma Junta a través de los Servicios Centrales, este maestro pidió dejar la Administración y volver a las aulas: "Mi paso por allí había terminado, quería volver al aula y jubilarme con el gusto otra vez de poder ayudar a las personas a su formación. Y volví". Y volvió a la pizarra del centro de Educación Permanente de La Barca, donde tiene su plaza desde 1990 y convive "con personas que están haciendo acceso a la Universidad y están haciendo informática, entre otros estudios, y con mucho entusiasmo. Y eso nos demuestra algo muy importante y es que el aprendizaje empieza con la curiosidad".

Para este maestro la Educación Permanente tiene que encargarse de preparar a la ciudadanía para los tiempos que vive, y por esa echa en falta "y quizás venga pronto", una conexión con el mundo del empleo. "Es verdad que preparamos para acceder al mundo laboral, pero no estamos conectados con el mundo laboral. Una red de centros públicos como la de Andalucía con excelentes profesionales podría contribuir mucho más con la conexión con el mundo del empleo, a través, por ejemplo del reciclaje de los trabajadores, como el reconocimiento de competencias básicas", declara Acosta. El profesor anima a la población a que participe en procesos de Educación Permanente, "porque aunque a veces cuesta dar el primer paso, una vez que se integra ¡cualquiera le dice que no! -risas-. Y a la población joven que no tiene titulación le diría que no puede esperar más, que se acerque y que inicie esa recuperación, porque hoy el título abre puertas".

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