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Cuestión de estilo en la campaña

  • Desde las canciones rock que saludan a Obama a los chistes de irlandeses de Mc Cain, cada candidato aplica su sello personal a los primeros mítines de la campaña

Obama salta a ritmo de rock; Huckabee toca la guitarra y se convierte en humorista; Hillary va de seria y maternal; McCain tiene debilidad por los chistes irlandeses... los presidenciables estadounidenses intentan diferenciarse con sus estilos personales.

Tras dos meses visitando gimnasios, iglesias, escuelas y cafés, los precandidatos a la presidencial estadounidense pusieron a punto una rutina que los define tanto como sus discursos.

Algunos elementos son ineludibles: las banderas estrelladas, las referencias a los grandes presidentes del pasado, la evocación de las fases más heroicas de la historia norteamericana...

Pero a Barack Obama, quien con 46 años espera convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos, le gusta saltar sobre el estrado al ritmo de la batería de City of blinding lights de U2, vociferando "¡Hola, Iowa!" a activistas que portan carteles con la palabra Esperanza.

A fuerza de repetirse, su discurso de campaña terminó por tener el ritmo de un sermón de pastor evangélico, salpicado de ataques políticos y sembrado de fórmulas de Martin Luther King. Su auditorio, más bien joven, queda cautivado por su lirismo, y algunas lágrimas brillan en los ojos.

Entre el público que viene a ver a Hillary Clinton predominan las mujeres y los cuarentones. Aparentemente esos militantes no ignoran las dificultades de la vida, pero, como su heroína, se enfrentan a ellas.

Sus frases más aplaudidas no son los ataque a sus rivales demócratas John Edwards y Barack Obama, sino también sus llamamientos a la virtud del esfuerzo, un valor seguro entre esas clases medias: "Algunos reivindican el cambio, otros piensan que basta esperarlo, pero yo sé que el cambio se logra trabajando, trabajando duro para obtenerlo, todos los días", repite Clinton.

Su canción fetiche, Suddenly I see (De pronto lo vi) de la rockera escocesa KT. Tunstall, que hace el retrato de la mujer que ama y dice que "su rostro es un mapa del mundo... todo alrededor de ella es un halo de luz... ella os tiene cautivos en la palma de su mano".

American girl de Tom Petty y Every little thing she does is magic ("Todas las pequeñas cosas que ella hace son mágicas") del grupo The Police marcan el fin del discurso y la inmersión en el baño de multitudes.

En el ámbito republicano, las cosas son más serias, salvo para Mike Huckabee, ex gobernador de Arkansas, quien fue pastor bautista durante 20 años y saltó a la cabeza de los sondeos en Iowa por su humor bonachón y su facilidad para improvisar con la guitarra.

El influyente senador John McCain llama "mis amigos" a sus seguidores e inicia sus discursos con un chiste gastado sobre dos hermanos irlandeses. Antes de que se apaguen las risas, se lanza a un argumentado discurso sobre Iraq y el terrorismo, cuyo impacto parece aumentar a causa de ese pasaje sin transiciones de lo ligero a lo serio.

Un brazo parcialmente inmovilizado, el rostro marcado por la lucha contra el cáncer y los episodios heroicos en Vietnam delatan la edad de McCain, el mayor de los precandidatos, con 71 años. Sin embargo, la presencia de su madre, de 95 años, Roberta, contribuye a disipar las preocupaciones que suscita su edad.

En lo que respecta al ex gobernador mormón de Massachusetts Mitt Romnney, su campaña es tributaria de su físico, milimétricamente calculada, sin fantasías pero técnicamente casi perfecta, a imagen de una presentación del consultor de gestión empresarial que alguna vez fue.

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