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Obama y McCain se quitan los guantes en el segundo cara a cara

  • Los aspirantes a la Presidencia cambian de tono en la recta final de la campaña · El equipo del líder republicano reconoce la necesidad de desviar la atención de la economía a la seguridad nacional

Fuera las máscaras y los guantes, llegó la hora del cuerpo a cuerpo para los aspirantes a la Presidencia de EEUU, que anoche se midieron en un segundo debate televisado a todo el país que llegó precedido por algunos de los más duros ataques entre ambos.

En las últimas horas, la campaña del republicano John McCain acusó a su rival de ser "amigo de los terroristas". El equipo de Barack Obama respondió recordando las acusaciones de corrupción contra el senador por Arizona por el escándalo Keating en los 80.

El cambio de tono en la campaña correspondió a McCain, quien está por detrás en las encuestas. Según la media de la web especializada RealClearPolitics.com, la diferencia es de seis puntos a favor de Obama. Y, a menos de un mes de las elecciones, es el momento de revertir la situación antes de tener que ir a la desesperada.

"Ustedes van a aprender mucho sobre quién es el liberal y quién el conservador", había anunciado McCain a modo de preparatorio para el debate que se celebró anoche en la Universidad de Belmont, en Nashville, en el sureño Estado de Tennessee.

Además, su campaña reconoció la necesidad de cambiar el centro de atención de la campaña de la economía a la seguridad nacional. A medida que la crisis económica acaparaba primeras páginas de diarios, Obama se destacó en las encuestas gracias a que los estadounidenses lo ven más capaz de resolver la crisis que a McCain.

Peligroso: ¿Quién es Barack Obama?, dice el lema de uno de los últimos anuncios de la campaña del ex piloto de combate de 72 años. "Deshonroso" y "arriesgado" son otros de los adjetivos que le dedica. Para la campaña de McCain, el aspirante demócrata ya no es sólo demasiado "inexperto" para gobernar, sino incluso peligroso.

Sus seguidores le piden que ataque abiertamente a Obama, y su candidata a vicepresidenta, Sarah Palin, es la que se está dedicando a ello. Fue la gobernadora de Alaska quien resucitó, por ejemplo, los contactos de Obama con Bill Ayers, un viejo amigo de Chicago que reconoció haber participado en la colocación de varias bombas a principios de los 70.

"Tengo tanto miedo de que éste no sea un hombre que vea EEUU como ustedes y yo lo vemos, como la mayor fuerza de bien en el mundo. Temo que sea alguien que ve EEUU lo suficientemente imperfecto como para trabajar junto a un antiguo terrorista que puso a su país en el punto de mira", reiteró el lunes en Florida.

El giro a la ofensiva de los republicanos no es nuevo. Ya en 2004 una de las armas más efectivas para George W. Bush fue atacar al demócrata John Kerry por su supuesta falta de heroísmo en la guerra de Vietnam. La diferencia esta vez es que los demócratas están respondiendo de inmediato y con dureza, algo que no hizo Kerry. El recordatorio del escándalo Keating, por el que McCain fue condenado públicamente en 1989 por su "mal juicio", fue la muestra más agresiva de Obama y su equipo en los casi dos años que lleva en marcha la campaña.

"La campaña de McCain intentó evitar hablar sobre el escándalo, pero con tantos paralelismos con la crisis actual, la historia de Keating es relevante y los votantes merecen conocer los hechos y ver por sí mismos el patrón de mal juicio de McCain", afirmó David Plouffe, el director de la campaña del senador por Illinois.

Tras la cita de anoche en Nashville, sólo queda otro debate, el día 15 en Nueva York, antes de la cita del 4 de noviembre.

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