Mucho público pero ventas más bien flojitas. Esta es, en líneas generales la impresión que están sacando los libreros tras el cambio de fecha de la Feria del Libro al presente mes de octubre y la recuperación de un recinto al aire libre como es la plaza del Arenal, ya que la última edición se celebró en el interior de la sala de Pescadería Vieja. Lo que sí reconocen es que la coincidencia con varios días festivos y la celebración de la Noche Azul y Blanca les ha beneficiado.

Manuel Romero Bejarano, de la librería El Laberinto señala que "está habiendo mucho público pero de ventas la cosa está muy mal". Este librero le agradece a la delegación municipal de Cultura "el esfuerzo que ha hecho, porque las casetas son bastante dignas para lo que puede proporcionar el Ayuntamiento" y reconoce que "ha habido bastante más público, sobre todo que la última vez en la Pescadería Vieja, que estuvo fatal. En la Noche Blanca y Azul sí se hicieron ventas y como ha habido varios días de fiesta parece que la cosa se ha animado un poco más". Le parece incluso que "está habiendo más gente que cuando se celebraba en abril, pero la realidad económica es la que es".

Para Natividad Montaño, de la librería La Luna Nueva, "esta está siendo una Feria del Libro un poco extraña, en una época que no nos viene demasiado bien porque tenemos todo el trabajo de los libros de texto". Coincide con sus compañeros en que "público sí hay, pero las ventas están yendo regular, bastante bajitas, aunque eso es la tónica general, porque todo está bastante deprimido. Ahora han querido meterla dentro de la Fiesta de San Dionisio, pero la Feria del Libro es otra cosa. Lo que no tengo todavía son datos para sacar conclusiones. Aún estoy un poco desconcertada con este asunto y las conclusiones yo creo que hay que sacarlas entre todos".

En su opinión, "la Feria del Libro hay que trabajarla en un ámbito mucho más general, con los colegios, talleres literarios... todo lo que gira alrededor del mundo del libro en definitiva".

Julia Gómez, de la librería El Árbol de las Palabras, señala que "dentro de lo flojillo que está todo, como nosotros trabajamos fundamentalmente con libros infantiles y libros baratitos, algunas ventas se han hecho. En esta misma librería, Gabriel Daza dice que "las ventas han sido mayores que el año pasado porque se han vuelto a sacar los puestos a la calle, aunque la verdad es que esta es una mini feria, con muy pocos puestos". En su opinión, "podían estar presentes alguna librería o editorial más de la provincia". También cree que "las actividades complementarias habría que haberlas centralizado más en la plaza del Arenal, porque han estado bastante dispersas".

Sí reconoce que "el sábado y el domingo hubo mucho público. El fin de semana estuvo muy bien y también nos benefician los días festivos. La única pega ha sido el calor que hizo el Día de San Dionisio, que la gente no empezó a llegar al centro hasta por lo menos las siete y media de la tarde. Afortunadamente un chorreo de público siempre hay y todavía nos queda el viernes festivo y el sábado".

Para Marco Antonio Velo, de Hojas de Bohemia, "si por algo se caracteriza esta Feria del Libro es por las consecuencias de la crisis: por un lado bastante público visitando nuestros puestos, un público que también se ha detectado durante los días laborables, síntoma ineludible de la forzosa desocupación que actualmente aqueja a muchos ciudadanos; y de otra parte, la falta de liquidez en los bolsillos de los lectores que se plasma en una bajada de ventas con respecto a ediciones anteriores". En su opinión, "el 10% de descuento en cada libro es un incentivo pero la liquidez económica de los jerezanos está demasiado mermada y este perjuicio se deja notar en demasía". También considera que "la plaza del Arenal es un enclave perfecto, aunque echamos en falta algunas actividades literarias in situ".