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Cultura

La walkiria

EN realidad el ciclo de "El anillo del Nibelungo" comienza con La Walkiria ya que el propio Wagner planteó "El oro del Rin" como un prólogo. Las diferencias se advierten pronto pues la tensión dramática y la maestría musical se incrementan generosamente en esta primera jornada y solo concluyen con el apoteósico final de "El ocaso de los dioses", siguiendo un proceso lógico; queda claramente de manifiesto que antes de que el compositor hubiese escrito ninguna nota en el pentagrama ya había delineado su estructura dramática y, tal vez, armónica.

La Walkiria se ha erigido como la ópera favorita de la Tetralogía y no es ajeno a ello la humanidad que aflora en los sentimientos y situaciones de sus personajes, mas allá de que sean mortales o no. Es una historia de amor y ambiciones, de dominación y desafíos, de castigo y perdón, pero sobre todo es una obra de un lirismo abrumador.

No se puede ocultar la grata sorpresa que supone descubrir las dotes de Simon Rattle al frente de "su" Orquesta Filarmónica de Berlín dirigiendo Wagner y constatar como abandona la dicotomía existente entre las voces y los instrumentos, para crear un lenguaje único cargado de expresión.

Conociendo la trayectoria del director inglés, no extraña que se haga pronto y bien con este repertorio y que en las sucesivas ediciones de los festivales de Pascua de Salzburgo y de Aix en Provence -de donde procede este registro- se haya ido incrementando su fama como wagneriano, cualidad que se aprecian en este DVD donde el equilibrio sonoro juega un papel principal, suplementado por un extraordinario reparto que encabeza Sir Willard White, un Wotan ejemplar.

Robert Gambill acusa ciertos problemas como Siegmund pero lucha por hacer creíble el personaje, Eva-María Westbroek es simplemente magnífica como Sieglinde, probablemente la mejor soprano actual para este rol. Mikhail Petrenko se identifica plenamente con Hunding y Eva Johansson logra controlar su vibrato en su interpretación de Brünnhilde. Lilli Paasikivi canta una delicada Fricka.

Stéphane Braunschweig firma una puesta en escena interesante en la que destacan unos impresionantes juegos de luces. Una producción muy hermosa que permite centrarse en la música sin perder el alcance del drama en el escenario.

José Luis de la Rosa

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