La Borriquita

Casi medio siglo de Estrella

  • Cristo Rey cumplió con el rito de abrir el Domingo de Ramos con rigor y alegría a la vez

Ha sido el último año en el que a La Estrella la veamos sin su manto bordado. Por lo demás, la salida de la hermandad de la Escuela de San José volvió a repetir los ritos de costumbre de una tarde de Domingo de Ramos, que por San Marcos alcanza su máximo esplendor y sabor a Semana Santa recién estrenada, la que arrancó ayer entre la estereotipada algarabía de pequeños nazarenos y rubias palmas; de marchas y de olor al primer incienso que voló sobre la ciudad. Fueron las clásicas estampas que proporciona la hermandad de la Borriquita, la que abrió marcha y pidió paso en una ciudad que ansiaba recibir a sus hermandades con las ganas propias de un Domingo de Ramos de galas en todos los sentidos, por fuera y por dentro. La cofradía lasaliana volvió a demostrar orden y disciplina, formalidad y buena organización pese a que los inicios de su procesión siempre son complicados por los dos momentos que tiene que vivir y por el número de nazarenos que forman su cortejo. Esos dos instantes son dos salidas en una, abandonar la capilla y entrar en San Marcos. En ambos casos, la concurrencia es masiva porque el día tiene lugar y nombre propio para miles de personas que dan por iniciada la Semana Santa viendo los instantes iniciales del caminar de esta hermandad. La banda de la Victoria de León repitió tras el misterio, sonando muy bien, con fuerza y consistencia, activos que les ha llevado no sólo a repetir en esta hermandad sino a quedar también el Miércoles Santo con el Prendimiento. Martín Gómez repitió en el llamador haciendo andar siempre de frente a este misterio, con paso largo que se acortaba conforme iba mandando la marcha. La Estrella volvió a iluminar la tarde. Si hay un momento preciso y precioso en la tarde por San José, es el instante en que la Dolorosa asoma desde la oscuridad del interior  para que la luz del domingo se desparramara por todo el conjunto azul y oro del palio, que ya espera el manto como el complemento definitivo. Es la Estrella que el año 2012 cumple 50 años de su bendición; es el santo y seña de esta hermandad que, pese adoptar el sobrenombre que le da la burra sobre la que va Cristo Rey, tiene en esta Dolorosa una referencia de fe que sobrepasa edades para convertirse en la imagen que perdura entre los que han pasado por las aulas de La Salle. Ante las monjas Clarisas, un silencio y un mecer de palio con sonidos de bambalinas y cordones sobre varales, y la música de calidad de la banda de Chiclana, una de las grandes. La Borriquita, la hermandad concebida para el Domingo de Ramos que ayer fue ella misma cumpliendo con una misión que va más allá de poner en la calle sus devociones y fe: abre la Semana Santa de esta tierra con sello indeleble.

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