El Prendimiento

Otra vez 'prendío' en Santiago

  • Las saetas y su barrio acompañaron los andares del Prendimiento y de la Virgen del Desamparo

El tiempo se volvió a parar sobre las ocho de la tarde de ayer. Nuestro padre Jesús del Prendimiento volvía a encontrarse con su gente, con su barrio, con sus flamencos, esos que le piropeaban, le cantaban y en algunos casos lloraban de emoción y alegría. Momentos antes de eso, Martín Gómez llamaba a sus hombres con palabras sentidas. Para él supone una gran responsabilidad, a la vez que una gran satisfacción, poder estar frente al martillo del Prendimiento.

Ni que decir tiene que a esas horas en Santiago la bulla era tremenda. A duras penas se iba abriendo pasos la cruz de guía y el río nazarenos de capirotes rojos por la calle Ancha cuando la Victoria de León interpretaba la marcha real a la salida del paso de misterio. "Ya es de Jerez, ya no nos pertenece", dice un emocionado Martín Gómez a sus costaleros cuando el paso se planta en la calle. El gentío aplaude a rabiar. Jesús es prendío un año más en Santiago. Hasta el grandioso olivo del Prendi, ese que sus hermanos cogieron el pasado Lunes Santo, se meneaba con arte al compás gitano de los costaleros. Ni un detalle le faltaba. Un nido con gorriones, caracoles y un buen número de flores silvestres bajo el árbol. En cuanto a las flores, sorprendió ver un friso de iris morado como exhorno floral, después de muchos años sin llevarlo, pero que, desde luego, fue todo un acierto por parte de la hermandad.

En los alrededores del paso empieza a formarse entonces una pequeña bulla de personas que no quieren dejar solo ni un momento a su Prendi. Se ven igualmente muchas jóvenes ataviadas de rojo y blanco, los colores de la hermandad de Santiago.

Tras las primeras saetas, el paso empieza a perderse calle Ancha abajo, buscando la iglesia de La Victoria, donde la aguarda la Soledad en su palio bajo el dintel de la puerta.

La hermandad, como no podía ser menos dado su gran nómina de hermanos, puso en la calle un importante número de nazarenos. Tras una larga fila, María Santísima del Desamparo en su precioso palio rojos de aires macarenos, toda una maravilla tanto en bordado como en orfebrería. El tío Realo, toda una institución en Santiago tuvo el privilegio de darle una levantá en plena plaza de Santiago.

Ni que decir tiene la expectación que causó la vuelta a Santiago desde la Catedral, pasando por las estrecheces de Carpintería Baja. Por Tornería, la bulla fue tremenda, y en Rafael Rivero las saetas volvieron a caerle una tras otra tanto al Prendimiento como a la Virgen del Desamparo.

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