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Andalucía

"Tarde o temprano, se abriría el debate de la sucesión"

  • Griñán reclama su "derecho" a decidir cuándo se retira y la elección de unas primarias tan rápidas

Cuando lleguen las próximas elecciones autonómicas, José Antonio Griñán habrá cumplido 70 años si es que son en 2016. "Tengo el derecho a decidir cuándo quiero acabar mi vida política". El presidente de la Junta reclamó ayer ante los delegados del comité director del PSOE su "derecho" a retirarse de la vida pública, pero también empleó buena parte de su intervención en explicar el por qué de estas primarias exprés, que se solventarán en menos de un mes. Y la razón, según el presidente, es que el Gobierno andaluz debe seguir actuando después del verano, cuando él quiere que "todas las piezas del puzle" hayan encajado. Es decir, que lo que Griñán intenta es que la inestabilidad que ha provocado el anuncio de no presentarse finalice cuanto antes.

En los últimos días, desde diversos foros de militantes socialistas, también de los llamados críticos, se había puesto en duda que las primarias se celebrasen con tanta rapidez, de tal modo que apenas ha quedado tiempo para articular una alternativa a la candidatura de Susana Díaz. Sólo el arrojo de Luis Planas ha evitado unas elecciones primarias a las que sólo concurriera un candidato.

Luis Pizarro, ex consejero de Gobernación y uno de los más críticos con Griñán, tuvo una intervención en la que puso en duda la elección del momento del anuncio por parte de Griñán. Pizarro, como también hizo el parlamentario sevillano Alfonso Gómez de Celis, solicitó unas primarias abiertas, con participación también de los simpatizantes, tal como se aprobó en el último congreso federal socialista. Al ser conminado por el ex consejero José Luis Blanco a finalizar su intervención, Pizarro, claramente enfadado, dijo: "Llevo desde el año 2008 sin hablar en un comité director y, posiblemente, ya no hable en ninguno más". Y para rematar, señalando a Blanco, que ejerció ayer de presidente del comité director, le espetó: "Estás haciendo muy bien el trabajo que te han encargado".

Si Griñán no hubiera realizado el anuncio, no hubiera introducido ninguna inestabilidad. Pero, para ello, el presidente también tuvo una respuesta: "No nos hagamos trampas, antes o después se iba a abrir el debate de la sucesión, y el mejor momento para solventarlo es ahora". En efecto, su edad ya había puesto en marcha una suerte de debate soterrado sobre sus posibles sucesores. Griñán y el PSOE andaluz podían haber entrado en una dinámica como el último año de Gobierno de Manuel Chaves, cuando las especulaciones y las luchas por el poder casi monopolizan la agenda política andaluza. Nada pudo impedir las especulaciones.

Griñán, que fue recibido con una gran ovación, quiso mantener distancias sobre su sucesión, la que impulsó Chaves al nombrarle a él: "Estoy poniendo en marcha un proceso natural, y cuando deje la Presidencia de la Junta, cerraré la puerta. Si me piden consejos, los daré en privado. Nunca en público". La convivencia entre Griñán, como presidente de la Junta, y Manuel Chaves, como secretario general del PSOE andaluz, se convirtió en un claro ejemplo de los problemas de bicefalia que, al final, se resolvió con la salida del segundo.

Griñán empleó todo su tiempo en justificar la idoneidad del momento para las primarias. Es como si intuyera las críticas que vendrían luego. "¿Y por qué más tarde? -se preguntó- ¿Acaso es negativo que el candidato o la candidata tenga tiempo para lograr la proyección? ¿Por qué un presidente no va a compartir el lugar con el que vaya a tener la responsabilidad de presentarse a las elecciones?".

Antes de la intervención de Griñán, la presidenta del PSOE andaluz, Amparo Rubiales, elogió la decisión del presidente de hacer público su deseo de no presentarse y otras dos más que explican bien cuáles son sus referencias. Rubiales aseguró que el presidente acertó a nombrar a Susana Díaz como consejera de Presidencia y a Mario Jiménez, como vicesecretario general. Claramente, Rubiales se posicionó a favor del relevo generacional. Hay que entender que en su idea no figura Luis Planas que por su edad, 61 años, no se encontraría en la generación que Rubiales entiende que debe tomar el poder en el PSOE andaluz y en el Gobierno de la Junta.

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