Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Elsa Punset | Licenciada en Filosofía y Letras y divulgadora.
Elsa Punset es escritora, divulgadora y una de las voces más reconocidas en el ámbito de la inteligencia emocional y el crecimiento personal. Combina una formación extensa en filosofía, humanidades y educación con una larga trayectoria en divulgación emocional. Ha publicado numerosos libros, muchos de ellos bestsellers. El más reciente es Alas para volar (Destino), una guía transformadora para volver a empezar.
–‘Alas para volar’ es una “guía” para volver a empezar cuando se ha perdido el rumbo. ¿Cómo nace este libro?
–Nace un verano en el que yo estaba en un momento de crisis personal. Abrí la puerta de casa y me encontré un pajarillo con días de vida que se acaba de caer del nido. Yo nunca había criado un pájaro, pero era o dejarle morir ahí o ocuparme de él. Fue agotador, pero fue una experiencia muy bonita. Eso me recordó que no puedes vivir con las alas rotas, que tenemos recursos para salir adelante. Quería volcar la metáfora en el libro.
–¿Nos han enseñado a conocernos?
–Ése es parte del problema. Los humanos hemos dado muy poca importancia al autoconocimiento. En la escuela te enseñan matemáticas, física, lengua..., pero no te enseñan a entender tus mecanismos básicos ni la importancia de la infancia. Hay toda una primera parte de la vida que para muchas personas puede ser un error porque repiten formas de vivir heredadas. Me gusta el concepto de la segunda parte de la vida, que no es un momento cronológico, es la vida consciente.
–¿El cuerpo sabe antes que la mente?
–Los humanos somos capaces de engañarnos a nosotros mismos. Nuestra mente tiene un sesgo negativo. Es un cerebro programado para sobrevivir que genera más pensamientos negativos que positivos, que recuerda cinco veces más un insulto que una palabra amable. ¿Qué nos salva de esta mente? El cuerpo. Tenemos un cuerpo que actúa antes que la conciencia: esa urticaria, ese insomnio, esa sensación de tristeza... el cuerpo te avisa. Es un recurso extraordinario para entender cuándo nos hemos metido en lo que llamo el camino del aquí no es.
–¿Hay que equivocarse? ¿Por qué nos da tanto miedo?
–Este cerebro programado para sobrevivir no quiere que te equivoques. Le da igual que llegues a la noche siendo creativo, amable... Quiere que llegues vivo. El miedo a la equivocación es enorme y por eso nos encerramos en vidas pequeñas.
El cuerpo es un recurso extraordinario para entender cuándo nos hemos metido por ‘el camino del aquí no es’”
–Antes hablaba de la “segunda parte de la vida”.
–Es un momento psicológico en el que empiezas a hacerte las grandes preguntas. Le hemos dado muy poca importancia a la libertad emocional en una sociedad atrapada en modelos de consumo repetitivos, donde importa más el placer que la alegría y la felicidad. Los últimos estudios nos dicen que las generaciones más jóvenes nunca han sido más infelices. Este modelo ha dejado una gran sensación de desconexión, tanto de la gente como de uno mismo y del medio ambiente, y hace que vivamos en una pobreza afectiva que está causando problemas de salud mental. Esta forma de vida nos está agotando. Necesitamos mirar hacia dentro y tener tiempo para pensar por qué vivimos así, por qué estamos haciendo todo este esfuerzo, por qué consumimos, porque muy felices no nos está haciendo.
–¿La libertad aumenta con la edad?
–Mi madre me dice que sí. Pero esto es la teoría, luego la práctica es que puedes ser mayor y seguir encadenado.
–¿Tanto nos marca la infancia?
–Totalmente. Llevamos dentro ese niño, que sobre todo lo que aprende es si merece ser querido. Y llevamos ese niño a nuestras relaciones adultas. La infancia se puede superar, pero hay que mirarla de frente para entender qué es heredado y qué es tuyo para poder tener libertad.
–Está de moda hablar de ‘red flags’. ¿Sabemos reconocer las señales?
–No, por eso está de tan de moda hablar de ello. La vida te habla constantemente, pero no necesariamente de forma explícita. Es muy importante aprender a abrir los ojos y ver la vida como es, no como tú quieres que sea. Los humanos nos encerramos en nuestras obsesiones. Una red flag es cuando sientes ¿qué hago yo aquí? Cuando el cuerpo te dice eso, hazle caso.
–“No estamos programados para ser felices, sino para sobrevivir”. ¿Seguimos un guión?
–Sí, seguimos el guión del cerebro programado para sobrevivir. Un regalo que te hace la vida es el optimismo. Es muy bonito ser amigo de un optimista porque las emociones se contagian como un virus. Un optimista es capaz de mirar el futuro con esperanza.
–¿Por qué nos cuesta tanto poner límites?
–Nos cuesta a todos, pero sobre todo a las mujeres, porque nos enseñan a ser agradables y serviciales. Es fundamental que todos aprendamos a decir que no de forma directa, sin excusas.
–¿Cuál cree que es el principal mal que nos afecta como sociedad?
–Creo que hemos perdido de vista la importancia de la ternura. Tenemos que volver a vivir de una forma muchísimo menos productiva y más consciente, donde la ternura y la alegría centren lo que hacemos. No es tan difícil. Hemos dejado que el sistema económico de consumo lo coma todo. Pero dados los problemas de salud mental que está generando, no vamos a tener más remedio que volver a un lugar mucho más humano. No tiene sentido que vivamos así.
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