Comer bien fuera del Real... o dentro a buen precio

Puestos de comida rápida y bares alejados del Hontoria son la alternativa a los platos y precios que se ofertan en el parque · Hablan los históricos del negocio,'Tere la de la tartana' y Santiago 'el de las papas'

La auténtica 'Tere con la tartana', en su puesto de hamburguesas.  

Foto: J. M. Peña
La auténtica 'Tere con la tartana', en su puesto de hamburguesas. Foto: J. M. Peña
A. Cala / M. Moure

13 de mayo 2012 - 08:46

“Este año, ni dentro ni fuera de la Feria. La cosa está muy mala en todos lados”. ¿Qué es una feria sin sus tradicionales puestos de hamburguesas, perritos, papas asadas, churros...? Pues no sería una feria. Y menos este año, que la crisis empuja a muchos ciudadanos fuera de los muros del González Hontoria a la búsqueda de platos con precios más asequibles. Y si encima hay calidad, pues mucho mejor.

En el puesto ‘Bocata-burger Francfort’, “30 años en el Real, de los más antiguos”, según asegura uno de sus empleados, se quejan de que el retraso de la inauguración de la Feria “nos ha partido por la mitad, es irrecuperable. El lunes fue para nosotros como un día cualquiera”. Cuenta Juan Ramírez, al frente de la caja, que los días “están siendo muy flojos, a ver cómo va el fin de semana. Se ve que la gente tiene menos dinero que otros años porque a medianoche se cierra la venta. Y ya van tres años aflojándose la cosa”.

La novedosa patata asada rellena de casi lo imposible es la estrella en el ‘Como-como’, puesto que nace tras una trinchera de sacos de estos enormes tubérculos. Al frente, Santiago Amador, que lleva viniendo a la Feria 18 años. Frunce el ceño porque asegura que el día es malo, “pero la noche mejora, aunque la gente ya no aguanta hasta la madrugada. La cosa va bajando por años”. Asegura que no nota un incremento de personas que salen de la Feria para comer y luego regresan porque “mi clientela no tiene nada que ver con la que come en el Real, aquí vienen muchos jóvenes”. Dice que son pocos los billetes de 100 que pasan por sus manos, “veo muchas monedas de huchas rotas”.

Se hacen números a la hora de comer, y también de beber. Y si una jarra de rebujito a 10 euros no cuadra, habrá que buscar una a 5. Y en ‘El cubalitro’ las hay, “aunque el año pasado las tenía más caras, a 6, pero las he bajado por la crisis”. Tras el toldo está Antonio Marcos, que también nota cómo las noches se quedan cortas, que ya no se aguanta hasta las 4 de la mañana, a las 11 se cierra. “La gente viene un rato por la tarde, y prontito a casa”, concluye.

La peculiar ‘Tere con la tartana’, con muchas, muchas décadas de vida, fue primero un puesto de turrón y luego una tómbola. Una firma que ha pasado de generación en generación y cuyo pareado permanece imborrable en la retina de muchos jerezanos (“La Tere con la tartana vende los bocadillos como le da la gana”). Tere Rosa López, la auténtica, que está al frente del puesto de hamburguesas desde hace 32 años, comenta que la venta “está un poco más floja pero no nos podemos quejar”. Son de Córdoba, van de feria en feria y la temporada se inicia en abril, en Sevilla, y acaba en octubre. “Tenemos un nombre y la gente nos busca. Y también se viene mirando el precio, claro. Y lo que más se venden son los perritos, el bocadillo de salchichas con la lata de refresco a 3 euros”.

También los bares de la zona tienen su protagonismo en esta historia, como la ‘Cantina Zapata’, donde subrayan que “siempre se vende un poco más en estas fechas y estamos en torno a un 20 ó 25% de incremento. Pero ya tenemos una clientela casi fija”. Miguel Cabeza no cree que los altos precios de la Feria tengan que ver en ello. “El que viene aquí, viene porque le gusta esta comida, tenemos buenos precios y calidad. ¿Qué más se puede pedir?”.

En el bar ‘Las tres niñas’ Zoilo Cecilia asegura que afluencia de público hay, aunque más bien cortita. “Sí notamos que la gente sale de la Feria para comer en los bares o en los puestos de la zona. Aquí servimos en cristal, no ponemos plástico y hay calidad y buenos precios, los mismos todo el año”.

Cuando toca comer dentro del Real todos sabemos que la cosa se puede complicar. De un lado porque los precios pueden ser altos y, de otro, porque las cantidades pueden ser nimias.

Hoy traemos aquí dos ejemplos que demuestran que comer y beber bien y barato en la Feria del Caballo es posible. En lo que al condumio se refiere tenemos a Antonio Contreras, del Mesón del Pescaíto y del Bar Supremo. Ha montado en el Real, concretamente en la calle ‘Sordera’, la caseta ‘La Brújula’. Parece que el negocio funciona, visto que encontrar mesas a las cuatro de la tarde se torna una misión imposible. El lema de la empresa pasa por poner platos de todo tipo de alimentos a 5 euros, ya se trate de jamón, gambas, langostinos, queso manchego, cazón, solomillo a la castellana o costillas al orégano.

Apunta Antonio que contra lo que pudiera pensarse “no todo el mundo tira por el marisco o por lo que puede considerar más caro. La gente pide lo que le gusta y se lo come, que es de lo que se trata”.

Completamente lleno de “familias de clase media, de muy buena gente”, la caseta de ‘La Brújula’ está haciendo buena Feria merced a un concepto que su jefe expone a modo de gala: “La Feria es de todo el mundo y todo el mundo debe permitirse pasar por ella”.

Dejando atrás el ‘condumio’, en el lado del ‘bebercio’ se encuentra ‘Casa Shema’. un negocio especializado en las ofertas de bebidas. Cada cuatro euros de consumición entregan a sus clientes una degustación, ya sea un montadito o un plato de arroz.

La ubicación del establecimiento, en una tierra de nadie entre la ‘zona noble’ y las calles de ‘la movida’, provoca que el negocio a explotar sea radicalmente distinto al tradicional. ”Tras dos años perdiendo 6.000 euros por Feria decidí que estando donde estoy no puedo hacer una celebración digamos que tradicional”. Fue por ello por lo que optó por dar de beber a buen precio. Tanto es así que, según dice, “hace unos pocos años fui el establecimiento que más refresco de Coca Cola vendí de todo el Real”. Es un dato.

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