De Gades al cielo
Cante
Cádiz acapara la presencia merecida en el Festival de Jerez. Una de las tan mencionadas cunas del cante ha pasado, tras la muerte de Mariana Cornejo o Chano Lobato, por una época un tanto aletargada pero removiendo un poco los trimilenarios muros de la ciudad aparecen voces deliciosas como la de Encarna Anillo. No acaba de empezar en esto, su trayectoria es amplia y está valorada como merece aunque en facetas distintas como la que presenciamos en Sala Compañía dentro del ciclo 'Mujeres de la Frontera'. Está muy cotizada en compañías de baile. Es curioso que este ciclo se haya celebrado en dos espacios distintos con diferentes aforo entre sí, sin entender por qué. Las entradas se agotaron, de eso no hay duda.
Esta artista elegante y "agradecida" nos pasea por las calles de una ciudad castiza que no ha perdido su sabor a historia. Ha sabido siempre acoger al de fuera, poner de manifiesto su diversa visión cultural y, sobre todo, tomarse la vida con una filosofía envidiable. Aspectos que, llevados al flamenco, se traducen en cantes de ida y vuelta, alegrías y tanguillos.
Camina desde la tradición sonora de su tierra acercándose a la luz de lo cotidiano, sumándose a las influencias del momento y no repara en mostrarlo desde el mayor de los respetos. El escenario es su firmamento y se mueve a su antojo. Denota dominio hasta en el baile, pues cuando ejecuta los tangos canasteros no olvida a quienes también le influyeron aun sin ser de Cádiz, caso de Juana la del Revuelo o Remedios Amaya. Da gusto escucharla cantar mientras se baila. Descalza, eso sí.
En Gades no sólo encontramos la gracia y el ritmo de las alegrías iniciales, sino también la jondura de la malagueña del Mellizo. Sus giros de voz levantan el vello y su garganta, a punto de romperse, nos traslada hasta el límite de lo pasional. Ella es así, romántica y dulce, llevándolo al máximo exponente cuando apoya su donosura en el piano de Melchor Borja.
Esta cita no es otra más en su calendario, esta actuación le hace beber continuamente agua y hasta toser porque es la primera vez que está en solitario en este Festival "y es una gran responsabilidad". Su amplitud de registro es tal que lo mismo se acuerda de la ilustrísima Adela 'La Chaqueta' con 'Voy a perder la cabeza por tu amor', de Manuel Alejandro, que arranca los aplausos con 'A que le llamas distancia', uno de los éxitos del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui. Esos continuos viajes a la otra orilla del charco están conducidos en parte por Andrés Hernández Pituquete, su guitarrista y esposo, oriundo de Santiago de Chile. De él nacen también las notas de un vals dedicado a Cádiz que suena casi al final de la noche.
En un momento de transición quedamos perplejo ante el majestuoso manejo del mantón de Florencia O' Ryan, que aunque no sabemos el motivo de su presencia según el guión, quizás también porque es chilena y puede que la unión haga la fuerza, hemos de reconocer que nos dibuja siluetas imposibles y de una belleza extraordinaria. Muy acertada.
Y otro invitado de honor. Un guerrero que se amolda a cualquier traje y consigue ofrecernos posturas de ensueño. Su comparecencia como colaboración no queda en el olvido, pues siempre se viven momentos únicos con la particular fuerza de su espíritu y la capacidad de atención que nos roba. Entre Edu Guerrero y Encarna se unifica la conexión del alma y resulta francamente espectacular. De Cádiz al cielo.
Cante
Las puertas de gades
Cante: Encarna Anillo. Artista invitado (baile): Edu Guerrero. Baile: Florencia O’Ryan. Percusión: Antonio Moreno. Guitarra: Andrés Hernández ‘Pituquete’. Piano y segunda guitarra: Melchor Borja Santiago. Palmas: Jorge Bautista, David Gavira y Pedro de la Chana Día: 03 de marzo. Lugar: Sala Compañía. Aforo: Lleno.
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