González Byass inauguró ayer las catas en el Centro del Vino de Enofusión con una lección magistral de su enólogo, Antonio Flores, quien recorrió medio siglo de palos cortados de la firma bodeguera jerezana.

La propuesta 'Desvelando el misterio, González Byass y sus palos cortados' despertó gran interés entre profesionales y aficionados al vino, que desde hace una semana agotaron las 80 plazas disponibles para cada sesión en el espacio reservado para el vino dentro de Madrid Fusión.

Flores no defraudó en su presentación, una cata vertical en la que intercaló palos cortados de criaderas y soleras, añadas y de mezcla, las tres modalidades de este tipo de vino que elabora la casa del Tío Pepe.

"La idea es mostrar los distintos palos cortados de González Byass: uno de soleras y criaderas como es Leonor; la añada del 94, que saldrá al mercado próximamente y representa el futuro; la añada del 87 que simboliza el presente; la del 78, el mejor palo cortado para mí y que está ya agotado; la añada del 67, un palo cortado histórico que representa el pasado; y terminaré con el blend -mezcla- de palo cortado y Pedro Ximénez Apóstoles".

La primera referencia al palo cortado en el archivo histórico de González Byass se remonta a 1863 -el archivo tiene su origen en 1841-, cuando aparece el símbolo de este tipo de vinos junto al inventario de los olorosos finos, explicó Antonio Flores, quien añadió que "se habla del palo cortado como un accidente, pero no de la importancia de la vendimia, la selección de mostos, la vasija y el envinado, que es fundamental para los palos cortados de añada".

En González Byass, para las añadas de palo cortado se escogen botas de soleras de fino o amontillado, indicó Flores, para quien el otro factor que determina este vino es "el tiempo". "Puede haber grandes palos cortados de 10-12 a 30-45 años, y luego están los palos cortados históricos", dijo el master blender de Bodegas Tío Pepe.