El poeta Carlos Álvarez tiene 76 años y el colegio público que lleva su nombre, en plena zona Sur, celebró ayer sus 25 de vida. Este fue suficiente motivo para que el escritor, jerezano de nacimiento pero residente en Madrid, bajara ayer hasta aquí para vivir una emotiva jornada en la que no faltó de nada: por la mañana tuvo un encuentro con todos los alumnos, a los que les estuvo recitando poemas. Por cierto que los pequeños, al comprobar que su biografía no se encuentra todavía en wikipedia, están elaborando una para colgarla allí lo más pronto posible.

Por la tarde les tocó el turno a los mayores: profesores, actuales y anteriores (como el concejal andalucista Juan Román, que fue director del centro durante quince años), padres, antiguos alumnos... se reunieron en un acto donde se intercambiaron recuerdos y donde, por supuesto, tampoco faltaron los poemas de Carlos Álvarez.

"Yo soy probablemente -dijo el escritor- el que se siente más incómodo aquí, el único que no está en el lugar que le corresponde. El que le pongan a un colegio el nombre de una persona es un honor inconmesurable y yo no veo los méritos que tenga para ello".

Fue el primer director de este centro, el recordado escritor Miguel Ramos, quien propuso que el colegio llevara este nombre. "Conoció a Miguel Ramos -explicó Carlos Álvarez- en un congreso de escritores y enseguida nos hicimos amigos. Si yo hubiera sabido, cuando me dijo que quería ponerle mi nombre a este colegio, que iba en serio, probablemente hubiera hecho algo para obstaculizarlo, porque me da mucha vergüenza, aunque estoy muy orgulloso".

Posteriormente habló de su concepto de la enseñanza, "que no debe ser memorizar conceptos, sino hacer que los niños no se crean a pies juntillas lo que les dicen. Educar es formar el espíritu crítico de las personas". En este sentido, explicó que "cuando esta mañana he estado con los niños, hemos estado hablando de que lo que se llama mundo civilizado es un mundo militarizado".

El escritor estuvo contándoles a los presentes también "un poco quién soy"; cómo nació en la calle Medina en 1933 "porque mi abuelo materno era secretario judicial y se encontraba aquí".

Cuando tenía un año, su padre, capitán de asalto republicano, estuvo repartiendo armas al pueblo en la alameda de Hércules de Sevilla y fue fusilado el 24 de julio de 1936 por lo que, tomando prestado unos versos de Antonio Machado, dice que "mi infancia son recuerdos de un muro de Sevilla".

Por sus ideas políticas él mismo sufrió cárcel y, como dijo la delegada provincial de Educación, Blanca Alcántara, "fue ignorado y represaliado por la Dictadura". De hecho, el escritor recordó que consiguió publicar en danés, francés y ruso antes que en castellano".