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Jerez, tiempos pasados Historias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Jerez, en labios de la poesía

  • Difícil será encontrar otra ciudad que haya recibido más piropos de poetas que Jerez. Desde Pemán a Ríos Ruiz, todos los poetas estuvieron de acuerdo en cantar a nuestros tesoros naturales

JEREZ ha sido, de siempre, muy afortunada, como ciudad cantada por los poetas. Especialmente por poetas andaluces, como es el caso de Felipe Cortines y Murube, su mejor cantor, y de otros muchos, que cantaron en versos la maravilla de sus vinos y su vendimia. Pero, el mejor de todos, para este cronista, no cabe duda que fue Cortines y Murube, pariente de aquel otro Federico Romero Murube, custodio de los Reales Alcázares de Sevilla, a quien tuve el honor de conocer y tratar en alguna que otra ocasión. Ambos emparentados con los Murube, ganaderos de toros lidia. Cortines, nacido en la localidad sevillana de Los Palacios publicó, en 1908, un libro de rimas, titulado De Andalucía, en el que, bajo el sencillo título de A Jerez, hilvana, rima a rima, los mejores piropos que jamás se hayan podido echar a esta ciudad de nuestros amores.

Empieza diciendo que Jerez es "Patria de la alegría y los placeres", "Nido de las delicias, / madre del rumbo insólito, / ciudad llena de encantos / que pareces labrada por los gnomos / para guardar en tus egregios muros,/ hecho aromas y néctares, su oro"… Y ya entregado totalmente a Jerez, el poeta dice: "Yo vine a visitarte seducido, / Jerez de mis amores y mis gozos, / y cautivome la belleza insigne / de tus mujeres de hechicero rostro / y la luz de tu cielo y la fragancia / de tu ambiente de endémico reposo, / y la miel de tus vinos sin rivales… / Es tu vino, Jerez, néctar de dioses: Escanciarlo debieran, bajo un toldo / de pámpanos y flores, bellas ninfas…/ Jerez, yo te he soñado / de la riqueza emporio"…

Estos versos, pertenecientes a un largo poema, los publicó el poeta en 1908. Pero vayamos a recordar a otros poetas más contemporáneos, hechizados por nuestro vino, como Leopoldo Panero que exclamaba, después de beberlo, en su Canto al Teleno de 1948: "Bebió mi corazón tu sol caliente / y en brasa viva guardo tu sosiego / desnudo como el pecho del amante"… Versos recogidos en un hermoso libro, hace treinta años por el Banco de Jerez, para que no se perdieran todos aquellos poemas que un día fueran flor natural de los juegos florales de nuestra vendimia. Como el poeta amigo, sevillano afincado en Jerez, Antonio Milla Ruiz, que dejó escrito aquello que tanto me gusta recordar, cada vez que alzo mi copa, para brindar, entre amigos, de "Vino de España, / de Jerez, dorado, / yo el paladar matizo y lo refino./ Sorbo mi tierra de sudor y arado / el delirado fuego de su vino".

Y Leopoldo de Luis vería en nuestra vendimia, cantando Los gozos de septiembre, premiados en 1950, aquello de "Apunta Dios la espiga en el sembrado suelo, / florece Dios la vid, la dulce flor del vino. / El mosto es como un ala abatida en el cielo / y Jerez como un sueño de amor en el camino". Pero, un año después, Pemán, que vivía y escribía las historias del Séneca, en su viña de Cerro Viejo, nos diría en su preciosísimo "Poema de la viña y la bodega" "No adelgazando el verso con el arte / del soplo vano que la flor menea; / como canta en la viña la marea, / de amor a amor, Jerez, vengo a cantarte.", porque la viña era para el poeta "Laberinto de cepas y amor donde me pierdo, y la bodega "Nave que boga hacia el pasado… Puente / de arcos que miden la memoria oscura"… Y luego, ya en el cristal, con la copa en la mano, el maestro exclamaría esta admirable décima: "Beber es todo medida: / alegrar el corazón / y sin perder la razón / darle razón a la vida", creyendo firmemente que "el vino es un alazano / que galopa la garganta", recordando "y pasa por las esquinas / un trenito bodeguero / rebosando golondrinas" y vuelta de nuevo al vino, porque "beberte es ir besando, / beso a beso, Jerez, tu señorío, / igual que el aire blando / las cañas por el río…

Otro poeta, Felipe Ximenez de Sandoval exclamaría totalmente convencido: "¡Sin tu vino, Jerez, el mundo moriría / de una muerte patética, sin fe ni poesía!". Mientras que los hermanos Murciano, Antonio y Carlos, Carlos y Antonio que tanto montan, bajo "ángeles que, eternos, vuelan / sobre el alma de los vinos", nos dicen su oración, su plegaria de angelería, cantando a los ángeles del vino de Jerez, al ángel de las viñas, al del bienteveo, al contable, al vendimiador , al del lagar, al de las carretas, al de las bodegas, al catador, al del aroma, al de la botella, al de la copa y al de la alegría. El vino que nos corre "sangre arriba y abajo por la vena"; ese vino del azahar y los espejos; que tan angélicamente cantaron los Murciano; para mi, los que mejor lo ha hecho. Zumo de la esperanza, los versos de Manuel Pinillos: "¡Tierra de Dios, Jerez, hermosa tierra / calurosa y tranquila"… vuelta pasión de vida para Victoriano Crémer, al que yo entrevistara, que decía aquello de "Huele Jerez, a vino puro y nuevo / como a rosa, la rosa huele sólo". Y Paco Montero Galvache, en su poema Vendimia y cielo de Jerez, dejaría hablar a sus bien labrados sonetos de la viña, el bienteveo, la vendimia, el almijar, el lagar, la fiesta, al vino fino, el oloroso y el dulce, para cerrar con maestría haciendo hablar en su cielo, al vino, con este último terceto: "¡Mientras yo viva el mundo tendrá vida! / ¡Por mi saben a gloria las campanas! / ¡Spy en la copa, el cielo jerezano!".

Jerez, sus viñas, su vino, sus bodegas, han sido cantados por los mejores poetas, en toda clase de métrica poética, que si endecasílabos, que si alejandrinos, que si décimas; desde Pemán al portuense amigo José Luis Tejada, quien me dedicara su poema "No tienen vino", que empezaba con este verso: "El vino bueno otorga la alegría" y culminaba con aquello de "la sin fronteras tú, ciudad potente, / maravilloso puente / entre el dolor del hombre y la alegría / de los cielos, ten lástima del mundo, / madre inmensa Jerez, fuente de oro, / reserva del amor, lagar fecundo, / retaguardia de un júbilo rotundo. / Desborda, desperdiga, derrocha tu tesoro!" Y para el granadino Rafael Guillén, "el vino es la verdad… Una copa no es nada, pero es tanto / que puede dar cadencia y dar sentido / a esta voz con que rezo o con que canto… Si se pierden un día mis amores, / buscadlos en Jerez, en las bodegas, / y en las manos de los arrumbadores!. Poetas y más poetas vendimiaron en nuestra vendimia, rebuscando flores naturales de jerezano orgullo, como cuando mi entrañable Ángel García López, roteño de Jerez, tan entonadamente dijo aquello de "Hoy es vendimia. El aire de mi casa / sostiene los perfumes del majuelo"; y aquello de "Hoy siento entre los labios los sarmientos / al pronunciar Jerez". O aquello otro de "Hoy amanece Dios. Jerez estrena / la luz en una copa. Nace el vino…" Y el querido y nunca olvidado Toto León dejó tres únicos sonetos para el recuerdo, pero qué sonetos, al fino, al oloroso y a la manzanilla de su tierra sanluqueña; como su paisano, como él, injertado en jerezano, jurispoeta de buena ley, ilustre y leal amigo, Benito Pérez, "Que caminó conmigo por las calles de Jerez, cantando el vino y decantando poesía"; y que cantó en décimas de maravilla este brindis a Jerez y sus vinos, tan imposible de olvidar: "Por Jerez, Marco y Frontera, / bien alta empino mi copa. / Apenas la alzo, galopa / por mi sangre primavera. / Por Jerez y su solera / hoy mi brindis rompe lanzas. / Bebo fe, bebo esperanzas / y amor, trisagio del vino; / bebo Jerez que es camino / de las bienaventuranzas". Y por hoy, ya está bien de poesía. Ahora habrá que tomarse esa copa tan cantada por los poetas, de "Vino que huele y que sabe / a mar, a cielo y a brisa."; porque como dijo nuestro Manolo Ríos Ruiz, en sus "decires, pregones y coplerío del vino de Jerez": "Escucha lo que te digo: / te juro por esta bota, / que este vino que bendigo / es el duende de la copla".

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