La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, ha hecho su propio balance de los Juegos Ecuestres Mundiales diez años después de que Chapín cerrara sus puertas al deporte ecuestre internacional. "Los Juegos Ecuestres Mundiales fueron un claro ejemplo de la política de fuegos de artificio de la etapa anterior". Para la popular, el evento deportivo fue una oportunidad de prosperidad para la ciudad porque "fue un evento muy vistoso y muy bien organizado" pero lamenta que al final se quedara "en un proyecto estrellado. De proyecto estrella pasó a ser un proyecto estrellado, como tantos hubo en la era del señor Pacheco".

García-Pelayo asegura que el caballo es un símbolo de la ciudad que desde la corporación municipal se quiere impulsar pero en estos momentos la prioridad es otra: "Pagar a los cuarenta proveedores que aún tienen cuentas pendientes con Jerez 2002. En concreto, se deben dos millones y medio de euros, esta es la herencia de los Juegos".

En este sentido, una vez se dé carpetazo a los Juegos, en el tema económico, la alcaldesa prevé poner en marcha un proyecto hípico "duradero" que encontrará su sede principal en el Depósito de Sementales de Jerez. Para hacer realidad esta iniciativa el Ayuntamiento tendría que cerrar un acuerdo de cesión con el Ministerio de Defensa antes de finales de año.