Negrini es una de las grandes compañías importadoras de vinos y productos alimenticios italianos en España y Portugal. Tiene una amplia presencia tanto en Vinoble como en Gastrovinoble donde ofrece sus vinos y sus productos italianos. Ayer por la tarde esta firma tuvo a su cargo la última exhibición de cocina de la muestra. 'La mano de Italia' se tituló. Su propietaria, Nicoletta Negrini, es una italiana afincada en Madrid -"una ciudad adorable", señala- que estos días se ha desplazado a Jerez para promocionar los productos italianos en el Alcázar.

-¿Cómo nace Negrini?

Mi familia produce embutidos italianos desde hace cuatro generaciones, en especial la mortadela al estilo de nuestra tierra, Bolonia. Nos convertimos en una empresa importadora-exportadora en 1990 y actualmente tenemos sede y almacenes en Madrid y Barcelona. Todo nació en 1950, con mi abuelo y su compañía 'Negrini Embutidos'. En la actualidad represento a los embutidos de mi familia.

-¿Hay terreno donde crecer en el mundo de los embutidos?

-Claro que sí. Mis dos grandes creaciones son mi hijo, que está a punto de cumplir 18 años, y la mortadela con trufa, un producto delicioso que pese a sus ingredientes (trufas y cortes selectos de cerdo) está muy bien de precio. Todo ello bajo la más estricta tradición boloñesa. Además, también ofrecemos burrata, el tradicional queso fresco, y una amplísima selección de las mejores bodegas italianas para representarlas tanto en España como en Portugal.

-¿Considera que los vinos italianos son conocidos en España?

-El más conocido es el lambrusco. Hay que tener en cuenta que los grandes productores de vino europeos son España, Francia e Italia. Promocionar un vino en uno de estos países es sumamente complicado pues cuentan con cientos de referencias.

-¿Dónde está el truco entonces?

-Pues en buscar la sorpresa. Por ejemplo, ahora estamos promocionando 'Sangue di Giuda' (Sangre de Judas), que es un vino que en Italia se toma como postre y que los españoles tienden a tomar como aperitivo. Proviene de la Lombardía.

-¿Es usted quien selecciona los vinos?

-Exactamente. Soy una tratante de vinos, como aquellos ingleses que hace siglo pasaron por Jerez.

-Hábleme de los vinos españoles... ¿Qué le parecen?

-Son vinos de respeto. Grandes productos.

-¿Qué busca cuando suma un nuevo vino a su cartera?

-Sobre todo busco sorprender. ¿Qué es la sorpresa? Pues por ejemplo encontrar vinos de baja graduación alcohólica, con burbujas, que sean fresquitos y amables. Busco aportar lo que nadie más aporta.

-¿Qué vino del Marco de Jerez le apasiona más?

-(Responde con la rapidez del rayo) El Pedro Ximénez. Soy una gran apasionada del Pedro Ximénez. Creo que sigue siendo un gran desconocido.

-¿Qué le llama la atención de este vino en concreto?

-Pues, curiosamente, el comportamiento de la gente con él. Aquí, al final de la comida hay mucha gente que se toma un gin tonic cuando lo que debería hacer es tomar un vino de postre. Para mí el Pedro Ximénez es un patrimonio de la Humanidad.