Historia/Jerez

135 años de rica variedad

  • El Mercado Central de Abastos fue inaugurado el 25 de abril de 1885 y celebra su cumpleaños en pleno confinamiento a la espera de que el ajetreo vuelva a recorrerlo

Imagen del exterior de la plaza antes de la reforma de los 50 del siglo XX. Imagen del exterior de la plaza antes de la reforma de los 50 del siglo XX.

Imagen del exterior de la plaza antes de la reforma de los 50 del siglo XX.

La plaza de abastos cumplió este sábado 135 años. Celebración que habrá pasado o no desapercibida, pero ahí está, testigo de la historia en tiempos de confinamiento. Su edificio se construyó en el ex convento de San Francisco, que al efecto se compró al Estado mediante cierto censo de 84.531 reales. Se puso la primera piedra el 29 de junio de 1873, siendo alcalde Francisco Revueltas y Montel.

Cuenta el investigador José Antonio Cirera (quien precisamente escribió en este Diario un artículo cuando el mercado cumplió los 100) que el contratista de la obra fue Manuel Solís Martínez, el arquitecto municipal José Esteve y López, el aparejador Antonio Silvera Rusi, el maestro de obra Antonio de la Barrera y los maestros cerrajeros los señores Gutiérrez, Romero y Rodríguez.

Las partes de hierro de las armaduras fueron realizadas en Marchiennes (Bélgica), en los talleres de Joseph Paris.

La forma de este mercado era rectangular y medía 80,30 metros de longitud, por 40,20 de altura, por lo que medía 3.228,6 metros cuadrados. Los puestos de frutas y hortalizas eran 84, para carne había 30, 28 mesas para pescadería, un despacho de carne de toro, dos almacenes de comestibles, ocho mesas para despojos, dos lecherías, un departamento para la vigilancia del mercado, 16 mesas para despachos de pan y 16 puestos de volaterías.

Esta obra costó cuatro millones de reales aproximadamente, inaugurándose el 25 de abril del año 1885.

Recuerda Cirera que en el año 1957 “se realizó una lamentable reforma que fue muy criticada por los jerezanos, ya que le quitó parte de su primitiva belleza arquitectónica. De la portada principal derribaron las tres naves que daban a la Plaza Esteve, para hacer el edificio conocido como IARA, cuyo estilo arquitectónico no es el más adecuado para ese lugar de tanta solera. Se le añadió a este mercado una planta alta para recuperar el terreno perdido a causa de la referida reforma”.

Imagen de archivo de una vendedora en el exterior de la plaza. Imagen de archivo de una vendedora en el exterior de la plaza.

Imagen de archivo de una vendedora en el exterior de la plaza.

El mercado contaba con 227 puestos que es estaban ya en un “deplorable estado de abandono por lo que se tuvo que cerrar al público el día 2 de junio de 1983, para otra reforma en colaboración con la Empresa Nacional MERCASA”.

De esta forma, mientras duraron las obras, los industriales del mercado se tuvieron que establecer en el mercado de abastos de Madre de Dios, hasta el día 28 de junio de 1984, que fue cuando se inauguró el nuevo remozamiento del Mercado Central de Abastos. “Las dependencias del mercado de abastos de Madre de Dios, actualmente se están utilizando para otras actividades”.

“Al derribarse la planta alta con esta reforma se quedó el Mercado Central de Abastos solamente con 105 puestos repartidos de la siguiente forma: 16 de carnes, 33 de pescados, 40 de frutas, 10 de varios y seis recovas, Instalándose unos graciosos carritos de madera que eran utilizado por los pescaderos para vender sus artículos. La nave de la pescadería también fue reformada entre los años 2007 y 2008”. A este histórico Mercado Central de Abastos, según mandan las circunstancias, se le van haciendo pequeñas reformas, como el cambio de luminaria.

Un centenario edificio en cuyo alrededor siempre han existido vendedores ambulantes y habido hasta pequeños rastrillos. Un gusto ir a la plaza, cualquier día de la semana. Su colores y olores se conservan en la memoria de los jerezanos y dejan encantados a los visitantes que la recorren. Ahora, el confinamiento no permite su ajetreo habitual. El tiempo, se espera, lo devolverá.

Para el secretario de la asociación de comerciantes de la plaza, Miguel Barranco, que regenta el puesto 44 de aceitunas y ultramarinos, este mercado es “un centro de negocios que ha durado mucho tiempo porque hay muy buenos profesionales, como la copa de un pino, mucha competencia, muy buenos precios y una calidad excelente”.

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