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Solidaridad

Los 'ángeles' visten de rojo durante la noche

  • La Cruz Roja ofrece vitualla y apoyo moral a los más necesitados a través del programa 'Atención a Personas en caso de Extrema Vulnerabilidad' los días entre semana.

Un enorme abrazo y dos besos nada más verse; la familia es lo primero. Quizás a estas personas que se ofrecen tales muestras de cariño en plena noche en las calles de Jerez no las unen lazos de sangre, sin embargo, aquí los nudos son mucho más fuertes. Porque uno puede olvidarlo todo, menos a quien le tiende su mano en forma de ayuda cuando más lo necesita. Por eso los voluntarios de Cruz Roja que patrullan la ciudad para estar con los más necesitados reciben tanto cariño, porque lo ofrecen en raciones iguales. Son 'ángeles' vestidos de rojo.

Estos voluntarios pertenecen al programa de 'Atención Integral a Personas sin Hogar' y, más concretamente, al de 'Atención a Personas en Extrema Vulnerabilidad' que ofrece la entidad solidaria. Todos los lunes, martes, miércoles y viernes cargan, antes de las 9 de la noche, una furgoneta con comida, bebida, mantas y, sobre todo, mucho calor humano. En la ruta establecida, son varias las paradas y, en cada una de ellas, esperan nuevas personas; un caso distinto; una razón que no guarda similitud con ninguna otra. No obstante, a todos los asistidos les une algo: necesitan ayuda. "Repartimos alimentos, los aconsejamos, los ayudamos... Tenemos que tirar mucho de ellos, porque algunos están en situación de desánimo total", cuenta Leopoldo Cabrera, responsable de Cruz Roja Jerez, sobre lo que hacen en esta unidad.

La asistencia va mucho más allá de lo que se puede ver en la calle cada noche. "También a veces nos llaman para que los acompañemos al médico o les pidamos cita, por ejemplo", recoge Cabrera. Hay casos que acaban con un final feliz, expone: "Era una persona que perdió su trabajo y cayó en una depresión por la cual no quería volver a buscar empleo. Entonces, hablamos con él, lo convencimos y fue a donde estuvo trabajando. Allí lo volvieron a contratar". Sin embargo, otros están casi perdidos a pesar de que aquí nunca se bajan los brazos: "Se lucha, pero es muy difícil. Hay situaciones extremas".

Primera estación a visitar por estos 'ángeles' cada noche: la Alameda Vieja. "¿Quién está apuntando hoy?", pregunta un señor que se dirige a Cabrera. Le responde con una mirada que desvía la atención hacia la única mujer del grupo. "Ella", es la contestación. El señor responde con una sonrisa y una broma dirigida ya a la voluntaria de Cruz Roja: "Ojú -esgrime-. No me vayas a dar". La voluntaria amaga con golpearle con la carpeta que sujeta entre las manos mientras sonríe para posteriormente abrazar al hombre. La complicidad es tan grande que en apenas segundos se resume la ayuda prestada. La voluntaria apunta el nombre de la persona que ha acudido y comienza una charla que durará alrededor de media hora. A veces a solas, otras junto a otros compañeros. Esta misma acción se repetirá a lo largo de la noche con distintas personas también en las paradas de la plaza del Arenal, calle Larga, El Mamelón y Plaza de la Estación.

Todo está bajo control. En una lista los voluntarios llevan apuntados los nombres y apellidos de las personas que se atenderán durante la noche. No obstante, cualquiera se puede acercar para que se le atienda, afirma Leopoldo Cabrera: "Si llega alguien que no está en la lista se le apunta, se le atiende y se le envía a nuestro técnico José Antonio Espinosa para que valore las circunstancias y lo derive a un recurso o a otro".

En el último año, esta unidad ha atendido a un nutrido grupo de personas en casos de extrema vulnerabilidad. Se han repartido más de 3.000 componentes de vitualla para atender "principalmente a las personas sin techo o que o bien están de 'okupas' o en sus propias casas, pero no tienen ni luz ni agua. Es decir, no tienen medios para guisar ni siquiera y nosotros los atendemos".

Los voluntarios que pertenecen a esta unidad no tienen una dedicación plena, pero son muchos y llegados desde distintos sectores profesionales. Salen una vez a la semana y han sido destinados para estos servicios después de una entrevista. En este caso, la patrulla la componen un abogado, un filólogo inglés y una bióloga. "Cualquier persona que sea mayor de edad puede apuntarse en esta unidad. Tiene que ir a la sede de Cruz Roja, donde le atendería la responsable de voluntarios y ella le derivaría al proyecto que más encajara con el perfil. Normalmente ellos te orientan para que tu labor sea lo más agradable posible", comenta Leopoldo, quien recuerda que, a pesar de todo, cada uno puede elegir la unidad en la que está.

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