La destilería de Onofre de Serdio y Díaz
El Rebusco
La Fama jerezana: Bodegas Serdio
AUNQUE el flujo de la emigración del norte de España hacia el sur se data desde la Edad Media, es a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, con el apogeo de la industria del vino en esta parte de Andalucía, cuando aquella cobrará una especial intensidad.
La llegada de esos ‘montañeses’, provenientes de las provincias de Cantabria y Santander, jugaría un importante papel en la industria vitivinícola de Jerez
A los descendientes de aquellos ‘aventureros’ que llegaron a Jerez aún se les reconoce por sus apellidos, o bien por el término de ‘jandalos,‘ tal como nos cuneta uno de ellos, Ignacio Ruiz de Villegas Herrera, en ‘Montañeses de Jerez’ (1999).
Onofre de Serdio Díaz
Nuestro biografiado, en esta entrega de mi ‘Rebusco’, fue un destacado cosechero y fabricante de aguardientes y licores de Jerez, integrante de una de esas familias de emprendedores que se instalaron en nuestra ciudad realizando diversas actividades comerciales e industriales.
Él nació en Comillas (Santander), el 12 de junio de 1835, aunque sus padres estaban asentados en nuestra ciudad desde mediados del XIX. Residian en la calle Remedios.
En sus comienzos, Onofre adquiriría la fábrica de destilados que había pertenecido al empresario Felipe García, contando para ello con el apoyo de su socio Justo Martínez y García de la Peña.
Entre sus productos destacaban el Anís de la O, la Ginebra aromática Española y el ponche Rom.
Éxito de sus especialidades lo atestiguan los reconocimientos obtenidos en diferentes certámenes nacionales e internacionales: Exposición Nacional Vinícola, Madrid 1887, así como en las Exposiciones Universales de Barcelona de 1888, París de 1889 y la de Burdeos de 1895.
Las instalaciones estaban ubicadas en calle Justicia nº 7, esquina con calle Palma, y disponía de otro local en la calle Arcos, esquina con Morenos. ‘La Fama Jerezana’ desaparecería a principios del pasado siglo XX.
Onofre de Serdio fallecería en Jerez el 6 de diciembre de 1892, a los 57 años de edad.
El diario El Guadalete del día siguiente publicaba esta necrológica: “Las bellas condiciones de carácter y las excepcionales dotes que le adornaba, le habían granjeado la general estimación y el particular aprecio de cuántos le conocieron y le trataron.
Por eso su muerte ha sido sumamente sentida entre sus numerosísimos amigos y ha dejado en su familia un vacío difícil de llenar, sumándola en eñ mayor desconsuelo”.
Su viuda vendería la firma tres años más tarde, en 1895; comprándola Justo Martínez y García de la Peña.
Uno de sus parientes, Manuel Antonio de Serdio, junto a los hijos de éste, tuvo una bodega donde elaboraba, entre otros un amontillado fino corriente.
En 1869, Manuel Antonio aparece como regidor interventor del Ayuntamiento de Jerez.
La Fama Jerezana
La revista Le Pantheon de L´Industrie en su número publicado en 1892 dedica un amplio comentario en su destacado titulado ‘La fama jerezana’.
El redactor, que firma con las iniciales, H. L., escribe lo siguiente: Entre los diferentes establecimientos industriales que en dicho ramo han alcanzado mayor auge, descuella la fábrica denominada ‘La Fama Jerezana’, cuyo propietario D. Justo Martínez y Díaz de la Peña puede envanecerse de ofrecer productos universalmente elogiados por su pureza y por su exquisita elaboración. Cimentó sólidamente el prestigio de esta casa, su fundador D. Onofre de Serdio y Díaz, a cuyos trabajos coadyuvó muchos años el Sr. Martínez y García de la Peña, y lo mismo bajo la dirección de aquél, que ahora regida por su actual propietario, ‘La Fama Jerezana’ responde a su nombre, ofreciendo a los mercados consumidores marcas que, como las especialidades Aguardiente Anís de la O, Ginebra Aromática Española y Ponche-Rom, salen triunfantes de todas las competencias con los productos similares.
Y añadía: “El crédito de estas especialidades es inmenso y merecido, y lo atestiguan las medallas de oro con que han sido premiadas en las Exposiciones Universales de Barcelona y París y en la de Burdeos de 1895, donde figuró el Ponche-Rom en primer lugar, entre los demás productos similares propuestos para tan alta distinción. La inteligencia, laboriosidad y honradez del Sr. Martínez y García de la Peña, son garantía segura de que esta casa logrará el brillante porvenir que merece la selección de los productos que constituyen su comercio”.
Bodegas Serdio
Su historia se remonta al siglo XIX, fecha en la que fueron fundadas en Jerez, y donde perduraron hasta su clausura en los años 70. Ahora, casi 60 años después, Bodegas Serdio reabre para recuperar un legado histórico excepcional.
En la página web de la bodega se cuenta que los impulsores de esta nueva etapa son los nietos de su último propietario, quienes han retomado el negocio bodeguero familiar en el barrio de Santiago de Jerez de la Frontera.
Su propósito es “recuperar la esencia auténtica del Marco de Jerez, los vinos del catálogo de la bodega ahora asentada en la céntrica plaza de la Merced, son creaciones con más solera, en rama, sin filtraciones en frío y sin ápice alguno de tratamientos sistémicos.
Por tal motivo se hicieron con una solera de vinos viejos e iniciaron los nuevos con las uvas de dos viñedos, Pago Tizón, escasas 10 hectáreas de unos 50 años que se ubica frente al histórico pago Macharnudo, emblema de la zona, con una orientación norte que le otorga frescura, y Pago Mahína, localizado en el término municipal de Sanlúcar de Barrameda y compuesto por 5 hectáreas plantadas entre 1962 y 1987 en suelos de albariza blanca tradicional que procuran a los vinos muchísimo frescor.
Para empezar, serán, según sus propietarios, “producciones muy pequeñas, limitadísimas, para no perder la esencia y el alma de unos vinos que poseen un cuerpo exuberante. Su estilo es claro, diáfano, bien definido, que perpetúa una evolución por mucho tiempo. En su porfolio encontrarás vinos tranquilos creados en acero inoxidable o madera, generosos jóvenes, pero con una edad superior a la media del lugar, desde los 8 años del fino a los 20-25 del Palo Cortado y PX(VOS) hasta los calificados como más viejos (VORS) desde los 30 años en adelante”.
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