El cine Delicias fue abierto a principios de los setenta y proyectó cientos de películas, incluso pornográficas en su última etapa, hasta su cierre en abril de 1997. La última película que allí pudo verse fue una de la saga Star Trek. Ahora nos parece mentira, pero cuando las salas clásicas funcionaban el cine llevaba un paso mucho más sosegado; había que esperar semanas para que los rollos llegaran a Jerez, y la sala tradicional se dividía en sesiones matinales -los domingos-, infantiles y de adultos; a las cuatro y a las siete de la tarde, respectivamente.

Ese antiguo mundo de las películas, que aún poseía una serie de rituales genuinos y maravillosos, fue desbaratado con la llegada de los multicines, con sus palomitas y sus hamburgueserías; aunque también éstos están recibiendo hoy su castigo a manos de internet. En nuestra ciudad vimos cómo echaban el cerrojo los de Delicias, Jerezano, y Lealas; con ellos se acabó la etapa del cine de barrio en Jerez, y a la vez llegó un problema: Tres edificios emblemáticos en situación de abandono. El Plan General de Ordenación Urbana de 1995 acordó recalificar los tres enclaves como zonas residenciales, pero finalmente todo se paralizó. La empresa Unión Cine Ciudad, dueña de los tres, no llegó a ningún acuerdo con el Ayuntamiento, pues Urbanismo no aceptó las condiciones que pusieron los propietarios para su venta.

En 1999, la parroquia de Santa María de la Asunción reunió unas cinco mil firmas solicitando al Gobierno Municipal que agilizara los trámites necesarios para remodelar el edificio y convertirlo en una parroquia. Finalmente, se decantaron por otra oferta propuesta por el Ayuntamiento. En 2003 hubo nuevos intentos de Urbanismo para comprar el Delicias, pero otra vez fueron infructíferos.

Como sabemos, el Lealas fue devorado por las llamas en enero de 2008, y posteriormente demolido. El cine Jerezano permanece en estado de abandono, con la dificultad sumada de su condición de edificio protegido por la Junta de Andalucía; el Delicias, por su parte, ha acabado convertido en un chutadero digno de Réquiem por un sueño.

Todos los accesos al edificio fueron tapiados a su cierre, pero no es la primera vez que han conseguido abrir una entrada a la fuerza por alguna de las ventanas. Los vecinos de la zona cuentan que antes subían al tejado, y de ahí al interior por un tragaluz; ahora lo tienen más fácil aún, pues han conseguido abrir otra ventana en uno de los perfiles del edificio. Son bastantes los drogadictos que acuden asiduamente al antiguo cine Delicias: algunos entran y salen continuamente, lo que hace suponer a los vecinos que pueden estar vendiendo droga en el interior; otros pasan la noche allí, por tener un techo bajo el que dormir.

En la inmediaciones del cine hay algunos negocios que se ven perjudicados por el lamentable estado en el que se encuentra. Los drogadictos tiran objetos hacia afuera que además de ensuciar el exterior, pueden golpear contra los coches que tiene allí estacionados un taller contiguo, y su clientela podría presentar quejas. La Policía, que en muchas ocasiones ha tenido que acudir a proteger las entradas forzadas del edificio, sigue intentando mantener el orden, según cuentan los vecinos. Los residentes de la Asunción se quejan de estar cansados de ver indigentes y drogadictos circular por la zona: ''Este barrio es una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad, y el cine Delicias es un peligro para los niños que pasan por aquí'', contaba un vecino. Los jerezanos llevan trece años sin saber qué va a pasar con este establecimiento, y sería interesante que empezaran a barajarse nuevas opciones.

En la actualidad tres grandes complejos de multicines mantienen el tipo en la ciudad, aprovechando ahora el tirón de las proyecciones en tres dimensiones, que se perfilan como la única manera de hacerle frente al cine gratuito ofertado en la red. El público decidirá tarde o temprano la suerte que correrán .

Por todo lo ocurrido con las salas tradicionales de Jerez, uno mira al malogrado cine Delicias como si del Cinema Paradiso se tratara, esperando únicamente ya, que pongan fin a su tan inválida existencia. Un cinéfilo apasionado, de esos que todavía no ven con buenos ojos el technicolor, se diría: ' y en esto se ha convertido el cine...'.