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Jerez

El reto diario de ser sordo

  • La comunidad sorda reivindica la necesidad de una vida más accesible y una mayor sensibilización

  • Apesorje, los problemas eternos de un colectivo cada vez más marginado

Algunos miembros de Apesorje, en su sede de la calle Santo Domingo.

Algunos miembros de Apesorje, en su sede de la calle Santo Domingo. / pascual

El Día Mundial de las Personas Sordas apenas ha tenido repercusión en Jerez. Ni un solo acto institucional, ni un solo acercamiento a la comunidad sorda de la ciudad. Nada. Sólo un pequeño acto en el colegio Albariza sobresale en un horizonte olvidado.

"Si no hay foto, no interesa", explica Ana Ruiz, mediadora de Apesorje y miembro activo de la asociación, que lamenta que estos días no exista una mayor sensibilización "en todos los ámbitos de la ciudad, sobre todo en los colegios, es muy triste", lamenta. Es pues la realidad de un colectivo que en nuestra ciudad está cada día que pasa más marginado.

Su máximo exponente en Jerez es Apesorje, una asociación con casi 50 años de vida, que hoy día, en pleno 2018, pasa por momentos difíciles. Cuenta su presidente, Pedro Jesús Vega, con más de 22 años en el cargo, que "las cosas no están como cuando yo era niño, pero tengo la sensación de que en vez de avanzar, vamos retrocediendo".

Es una afirmación contundente, dura, pero viendo su día a día no se aleja demasiado de la realidad. Así lo corrobora Alejandro Fernández, otro de sus miembros. "No se entiende que no tengamos cubiertos los derechos básicos y que una persona sorda, en cualquier situación de la vida diaria, se sienta desamparado".

El último caso, apuntan desde la asociación, tuvo lugar hace unos días cuando "una persona sorda fue llevada a comisaría y estuvo todo el fin de semana en el calabozo porque no había intérprete".

Es la viva realidad de este colectivo en Jerez, donde deben enfrentarse, un día sí y otro también, a continuos retos. "Si no vamos a algún sitio como un banco o al médico con intérprete, que debemos pagarlo nosotros, no podemos hacer nada".

Además, el no tener los medios apropiados conlleva a sufrir momentos "muy duros", asegura Pedro Jesús Vega, que recuerda casos de personas sordas que al no disponer de intérpretes al acudir al médico lo han hecho con sus padres "que a lo mejor son mayores y en ese momento le dicen que su hijo o su hija tiene un cáncer. Eso es muy duro".

A nivel social, los problemas aumentan "sobre todo para las personas mayores". En este aspecto, Alejandro explica que "un tema tan básico como la teleasistencia, no está adaptada para las personas sordas. Hay muchas personas mayores solas en casa, que son sordas, y que este tipo de cosas no les sirve".

"Esta situación no ha cambiado", añade Pedro Jesús, que a lo largo de su dilatada trayectoria al frente de la asociación ha visto cómo en países europeos como Suecia "eso es algo impensable. Allí, todos son facilidades, hasta el punto de que si un matrimonio oyente tiene un hijo sordo, automáticamente el gobierno corre con los gastos de formación de los padres en el lenguaje de signos".

En Jerez, por contra, el único oasis para estas personas está en la calle Santo Domingo, donde desde hace años está la sede de la asociación. El local, propiedad de la misma y de pocos metros cuadrados, se exprime al máximo para aprovechar su uso. "Tenemos que repartirnos el espacio", asegura Ana, "ahí tenemos una habitación para los jóvenes" (señala a un futbolín), "aquí convivimos los mayores, y en ese cuarto intentamos llevar a cabo todo el trabajo administrativo".

Todo lo que comenta Ana se comprueba a escasos metros de donde estamos, una habitación de apenas 15 metros cuadrados donde comparten espacio la adecosor o mediadora, la intérprete, el administrativo o la trabajadora social. "Hasta para dar los cursos de lengua de signos cuesta, porque el cuarto de baño está al fondo y claro, al final tienes que estar parando", recalca.

"Es difícil que generaciones tan dispares convivamos en este pequeño espacio, pero es que tenemos que cubrir unas necesidades básicas", interrumpe Pedro, "pero claro, como el local es nuestro, el Ayuntamiento entiende que no necesitamos nada".

Entre las reivindicaciones que se hacen desde Apesorje está la de contar con intérpretes "en la televisión local" e incluso "ahora que acaban de anunciarse los Reyes Magos, que en el discurso de adoración haya un intérprete, porque hay niños sordos y los pobres sufren".

Apesorje cuenta actualmente con unos 150 socios, si bien su atención es superior porque recibe a personas sordas de toda la provincia. "Necesitamos recursos, una accesibilidad, a veces material y otras profesional, pero que no olviden que tenemos una limitación en todos los ámbitos de la vida".

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