Seabra y Maçanita, imprescindibles del vino portugués
Acotaciones sobre vinos
Probemos a enumerar cosas que nos vienen a la cabeza al pensar en nuestro cercano y vecino Portugal. Un sencillo ejercicio de recoger y fijar recuerdos de una tierra con la que compartimos el cielo y una historia llena de avatares y sucesos similares.
Un país marítimo y de gente que se arrojó al océano, que diría Tabucchi, como lo hicieron Magallanes y Elcano en esa travesía que cambió todo para siempre, hasta el secreto del agua y donde una cronología de regímenes, revoluciones y hasta una Corona compartida hace difícil creer que haya una frontera entre nosotros.
También se me ocurren algunas tan sencillas y bellas como las puestas de sol en Sagres, ante el vasto horizonte del cabo de San Vicente y los poemas emocionantes, simbólicos y estetas de Pessoa. Seguro que recuerdan otras tan dulces como los pasteles de Belem o mirar la vida con una nostálgica saudade, mientras una canción triste susurra que no puedo dejar de recordarte o que llevo mucho tiempo sin verte.
Portugal encuentra su tradición vitivinícola en la colonización tartésica a través del Atlántico, en la búsqueda de las grandes rutas comerciales en el Tajo y en el Duero, como atestiguan algunos yacimientos en el Algarve (Lagos y Faro). Allí se han encontrado restos de ánforas similares a las halladas en la Bahía de Cádiz.
Este romántico país de vino está lleno de cepas autóctonas, que han usado desde siempre y siguen haciéndolo a su manera, ajenos a modas exteriores, con el Oporto como una de las formas más bonitas de hacer un vino y con un clima que podemos asimilar al del mágico Burdeos.
Pero, si mal no recuerdo, estas líneas son para acercarles a Portugal descubriendo a dos de sus elaboradores más carismáticos y reconocidos en la actualidad y conociendo algunos de sus vinos llenos de impresiones vivas.
Antonio Maçanita
Está bien hablar de alguien a través de sus vinos y descubrir que es gente q lo hace fácil y le gusta el viento en su cara. Antonio Maçanita es un prolífico e inquieto enólogo con proyectos interesantísimos en el Douro, Alentejo y las Azores. Lugares diversos para distintos vinos, historias en tinto y blanco de talento, encanto y cercanía.
El Reserva Maçanita 2019 es un vino que copa a copa se contenta con ser él mismo sin necesidad de asemejarse a nadie y que sencillamente se conserva en la memoria. Un ejemplo magnífico de vino del Duero portugués lleno de sabor e identidad.
En el Alentejo encontró unos viñedos con más de 150 años y entre otros, elabora una serie de vinos con cepas antiguas de la región, donde el Castelao 2018 Chao dos Eremitas nos muestra el espíritu indomable de la zona, a través de la frescura y pureza de la uva Castelao.
A Proibida 2018 surge de su proyecto en el archipiélago de las Azores, donde suelos de roca volcánico abrazan viñas plantadas al nivel del mar. Un vino prohibido de cepas viejas y uvas imposibles, con unos aromas fascinantes y una estructura compleja pero muy atrevida.
Luis Seabra
Si hay algo que nos gusta mucho, son los vinos que nos acercan al lugar donde se cultivan esas viñas. Y aún más, nos emocionan esas viñas viejas que aportan serenidad a las elaboraciones, para crear vinos únicos pero discretos.
Luis Seabra inició su propio camino en 2013, tras muchos años como enólogo jefe en Niepoort Vinhos, concentrando sus elaboraciones en las regiones del Douro y Melgaço. Su idea es elaborar vinos equilibrados y delicados que lleven vida en cada copa de vino.
Xisto Indie 2015 mezcla diversas cepas autóctonas del Douro de un único viñedo y nos presenta un vino muy intenso, frutoso y mineral, que con el paso del tiempo sigue caminando y evolucionando.
Su pasión por los vinos oxidativos aparece en Véu de Xisto 2016, un vino blanco criado bajo velo de flor durante tres años, cargado de energía y belleza. Su homenaje al terroir de esquisto del Douro, con uvas autóctonas plantadas en bellas terrazas de vides, se sirve en copa con Xisto Ilimitado Tinto 2018 donde su perfecta acidez entrega un vino que acorta las horas.
Todos estos vinos están esperando a que alguien los beba. Todo seu.
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