Si no fuera por la pandemia, La Isla daría este martes el habitual pistoletazo de salida a su Feria del Carmen y de la Sal con el tradicional acto de proclamación de las salineras y el encendido del alumbrado en el recinto ferial de La Magdalena. Pero por segundo año consecutivo, San Fernando se resigna a suplir esta semana de Feria con algunas actividades alternativas –incluido un espectáculo de fuegos artificiales para la noche del domingo– y propuestas gastronómicas que suponen un guiño a la fiesta dentro de lo permitido por las restricciones sanitarias vigentes.

El Ayuntamiento isleño persigue así el doble objetivo de evitar que tan señalada fecha pase desapercibida en la ciudad y, por otro lado, de ayudar a la reactivación económica de sectores como la hostelería y el comercio, que se han visto especialmente castigados por el Covid-19 durante los últimos meses.

Los actos arrancarán a las 21.00 horas en la plaza del Rey con el encendido de la portada de Feria que de un modo simbólico –al igual que se hiciera el año pasado– se ha habilitado en este punto y con la posterior inauguración de la exposición de Ignacio Escuín Una vida de retratos flamencos, que se exhibe en el tramo de la calle Real comprendido entre las plazas del Rey y de la Iglesia y en la sala de exposiciones del Castillo de San Romualdo.

A las 21.30 horas está prevista la primera de las actuaciones que a lo largo de la semana se llevarán a cabo en la plaza del Rey, a cargo de la academia Joven Embrujo. Y hasta la alameda del Carmen llegará la propuesta de actuaciones itinerantes –el 'camión-caseta de Feria' que recorrerá distintos puntos de la localidad durante estos días– a partir de las 22.00 horas.

Aunque la Feria de La Isla, como tal, tiene por delante varios interrogantes que resolver de cara al futuro tras dos años consecutivos de obligada suspensión a causa del virus. Primero, porque habrá que ver hasta dónde llegan las consecuencias de este obligado paréntesis en una fiesta en declive que desde hace tiempo presentaba evidentes señales de desgaste. El tema, de hecho, era objeto de un intenso debate ciudadano que se reavivaba cada año llegado el mes de julio.

Y en segundo lugar, porque el recinto ferial de La Magdalena va a ser objeto de una drástica transformación en los próximos años para habilitar un parque de gigantescas dimensiones con la ayuda de fondos europeos. Las obras –una inversión que supera los 7,6 millones de euros con cargo a la Estrategia de Desarrollo Urbano Integrado (EDUSI)– están próximas a adjudicarse y el equipo de gobierno confía en que los trabajos puedan comenzar tras el verano, lo que quiere decir que el año que viene la zona estaría en obras y que la Feria, tal y como se concebía hasta el año 2019, no volverá a repetirse.

El proyecto, eso sí, contempla la utilización de parte del citado parque como recinto ferial de cara al futuro y, de entrada, divide la ejecución de las obras en fases de manera que permitiría la celebración de la Feria del Carmen y de la Sal de 2022. Es decir, que en teoría no debería haber problemas.

Aunque, sin duda, la Feria isleña se encuentra en un momento crucial de cara al futuro. Habrá que ver hasta qué punto influyen tanto el parón provocado por la pandemia en una fiesta que ya iba a medio gas como las obras previstas en la zona, además del encaje que en años venideros tendrá la Feria en este parque metropolitano en el que se convertirá La Magdalena, que puede que sea determinante en su reinvención. O no.