Existe una constante en declaraciones de eruditos de la Pintura y artículos de prensa escrita, de usar de forma deliberada el término "Hiperrealista" para definir un estilo propio o ajeno. En esta columna me gustaría definir qué es y qué no es el Hiperrealismo en la Pintura, por dos razones fundamentalmente. La primera de ellas, para que se deje de confundir al público, y la segunda, para que se haga un uso correcto del mismo.

Hay que comenzar aclarando que el Hiperrealismo es un género en el campo de la Pintura y la Escultura, en el que básicamente los modelos representados se asemejan a la imagen fotografía. También hace referencia a un movimiento y estilo artístico que nace y se desarrolla en Estados Unidos y Europa a finales de 1960.

El Hiperrealismo en la Pintura representa de forma fidedigna los elementos, haciendo ver al espectador una obra que parece hecha por una máquina, más que por la mano humana.

Os invito a mirar la obra Hiperrealista de artistas como Javier Arizabalo (San Juan de Luz, Francia, 1965), Steve Mills (Boston, Estados Unidos, 1959), Jason Degraaf (Montreal, 1971) o Diego Fazio (Lamezi Terme, Italia 1989).

Por tanto, una Pintura que no cueste distinguir de una fotografía, no es Hiperrealista, por mucho que el autor lo diga. En todo caso, sería una Pintura Figurativa, que representa los elementos como objetos identificables ya sean de forma realista, idealista o mediante cualquier otra forma de representación.

El error es querer parecer mejor diciendo que tu estilo es Hiperrealista, cuando no es así, cuando no se tiene capacidad para ello. Parece que da más caché decirlo, pero ojo… Esta afirmación es un arma de doble filo, porque frente a personas con consciencia artística, denota falta de cultura, falta de autocrítica y una auténtica metedura de pata.