Visto y Oído
Christian
Alo largo de más de una década de esta ciudad olvidada la conservación del Palacio Riquelme ha sido un tema recurrente. Ya en 2013 se planteaba desde la ‘Mesa del Centro Histórico’ una pintoresca propuesta, por fortuna no puesta en práctica, de organizar un concurso de ideas en el que participarían todos los colegios de Jerez para buscar soluciones para este monumento. A finales de ese año se anunciaban unas obras que tardaron bastante en materializarse y que se concretaron en una intervención de urgencia, por el derrumbe de muros interiores y riesgo de desprendimientos al exterior. Los trabajos de adecentamiento permitieron una iniciativa, también un tanto peculiar, de incluir las ruinas en las visitas culturales organizadas por el Ayuntamiento. Todo concluyó en 2021 con más desplomes.
Ha habido que esperar a este 2024 para encontrar una apuesta más decidida por la recuperación de este relevante ejemplar de la arquitectura local. Se ha actuado sobre el elemento más valioso desde el punto de vista artístico, la fachada, y de manera particular sobre la portada. En este sentido, la labor de la restauradora Blanca García merece ser citada. La consolidación y limpieza han recobrado valores perdidos y han permitido un mejor conocimiento del conjunto. La apertura del vano del segundo cuerpo o el hallazgo de una inscripción que parece revelar una actuación decimonónica, momento en el que se reconstruyeron dos de los capiteles de las columnas, suponen novedades significativas. Retirados ya los andamios, la fachada apenas puede vislumbrarse todavía tras las vallas que hoy cercan la plaza del Mercado, también en obras.
La llegada de una anhelada vida nueva para Riquelme y su entorno sólo podrá ser una realidad duradera mediante un proyecto adecuado y serio de uso pero, al menos, se ha dado un necesario paso adelante.
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