Obituario

Fátima Ruiz de Lassaletta

Mercedes Domecq Ybarra, in memoriam

Mercedes. De ella se podría decir también: "Es una Señora que no tuvo gestos inútiles…" como oí decir de doña Sofía –de la Reina Emérita- a una americana en Bogotá. Para ello es necesario haber buscado la excelencia desde niña, haber adquirido ya en la juventud un bagaje esplendido y tener la cabeza muy bien amueblada en la madurez.

Las imágenes de Mercedes se me acumulan hoy en la cabeza con una nitidez dolorosa. Desde la chiquilla rubia más alta de la clase en ‘El Cuco’, a quien envidiábamos sanamente porque tenia la suerte de cruzar ‘La Viña’ (hoy ‘Los Altillos’) para almorzar en su casa y volver con la cabeza mojada de la alberca. A la adolescente que organizaba pequeñas reuniones en ‘Santa Dorotea’ -rodeada de hermanos, que la adoran- y de amigos entre los que era la más admirada.

Impartimos clases elementales en la escuelita pública de la barriada de La Plata, bajo la Torre del Agua, y he visto a las antiguas alumnas, ya mayores, pararla por la calle para recordárselo y abrazarla, pues tan buenos recuerdos guardaban de sus enseñanzas.

Y si entre los mayores méritos de Mercedes está el haber formado una familia cristiana con Fermín Bohórquez Escribano, con seis hijos, cuatro varones y dos niñas y una decena de nietos, con los que ha mantenido y acrecentado –desde la inauguración del Circuito de Velocidad- el agroturismo jerezano a través de sus fincas ganaderas de ‘Fuente Rey’ y ‘La Peñuela’, fue su calidad humana y su saber ser y estar con lo que se ganó el cariño y admiración del mundo del toro: de sus colegas ganaderos –pues acompañó siempre a Fermín, incluso a América, con los caballos y toros de rejones; a los empresarios, con los que se tuteaba, desde Canorea a Emilio Stuick o los hermanos Lozano.

No fue apoderada de su hijo Fermín, pero sí su mejor valedora por las plazas de España. Fue amiga de los toreros –todos los primeros espadas, desde Paco Camino o Juan Mondeño, hasta El Juli o Roca Rey se sentaron en su mesa- y los rejoneadores desde los Peraltas –que sé que hoy le lloran- hasta los portugueses como Nuncio, Lupi o Joao.

Puede alguien considerar frívolo, en estas horas, el párrafo anterior, mas lo justificaré. La riqueza industrial y bodeguera de la Casa Domecq, que aportó a Jerez cientos de puestos de trabajo durante seis generaciones, no hubiera alcanzado el renombre y promoción de su brandy y vinos si no hubiera sido por los 10 ó 12 hierros ganaderos de primera de Domecq en todos los cosos y ferias de España.

Iba parejo el ganadero, el rejoneador –seis de fama al menos- el representante comercial de las bodegas, el consumidor…. Y Mercedes, durante medio siglo, fue –sin proponérselo- la mejor embajadora de nuestra ciudad entre de todos ellos.

Su elegancia como amazona, su destreza como auriga, su belleza, se hizo patente en todas las capitales de la Piel de Toro, su querida España, para quien fuimos colaboradas activas ya en las primeras elecciones de la democracia.

Mercedes fue una excelente educadora de sus hijos, una gran ama de casa y cocinera, extraordinaria anfitriona, cuya colocación de adornos florales y decoraciones, su arte en el baile de sevillanas y rumba, fueron sublimes.

No es para mí –siéndolo- tan importante como poner aquí y hoy en valor sus cualidades de comunicadora, diplomática y de representación de la mujer andaluza moderna y moderada. Que su Patrona y la Blanca Paloma la acojan para siempre en la Gloria tras esa larga enfermedad que ha sufrido modélicamente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios