Gente de Aquí y Allá

Amparo Calero Galán, primera óptica en Punta Umbría

Amparo Calero Galán.

Amparo Calero Galán.

Hasta el mes de enero de 1988, la gente de Punta Umbría que necesitaba graduarse la vista y comprarse unas gafas tenía que irse a Huelva o a cualquier otra población, porque aquí no había ningún profesional que pudiera dar esos servicios. Hasta que llegó Amparo.

Ella estudió la carrera de Farmacia en Sevilla y, más tarde, culminó sus estudios de Optometría en Barcelona. Fue entonces cuando decidió abrir una óptica aquí en Punta, la primera que se abrió en nuestra población, suponiendo un gran desahogo para todos los que necesitamos esos servicios. Por tanto, a Amparo le cabe el honor de ser la pionera en nuestro pueblo.

Nació en la vecina Sevilla el 5 de octubre de 1960. Mientras estudiaba en la facultad conoció al que más tarde se convertiría en su marido, José Galiana, cartayero hijo de un célebre médico onubense de grato recuerdo en nuestra ciudad, don Juan Galiana. Como José también era farmacéutico, abrió una oficina de farmacia en Pozo del Camino, muy cerca de Isla Cristina.

El mismo año que abrieron su establecimiento en la calle Delfín contrajeron matrimonio y pronto nacieron sus tres hijos, que ya hoy tienen 34 años el mayor, 30 el mediano y 27 el pequeño. Curiosamente, todos en esta familia llevan batas blancas, porque uno es farmacéutico y óptico, igual que su madre; otro es odontólogo; y el menor es médico rehabilitador.

Cuando se les presentó la ocasión, se cambiaron a la calle Ancha, la vía comercial por excelencia de este pueblo. Con posterioridad ampliaron el local montando una parafarmacia, con lo cual pasaron a prestar un servicio mucho más completo y José cerró la de Pozo del Camino y se vino aquí también.

Y a todo esto, hay que resaltar que siempre han tenido mucha ayuda y por eso quiere dar las gracias a sus colaboradoras: Celia, a quien recuerda con mucho cariño y a las que actualmente trabajan con ella, que son Merchi, que ya lleva 22 años y es todo amabilidad; y Jimena, que es otra persona encantadora a la que conozco desde hace mucho tiempo, al igual que a toda su familia. Las dos, junto con su marido y ella misma, forman un gran equipo que satisfacen a todos sus clientes habituales y a todos los que, esporádicamente, la visitan y ya para siempre se hacen sus clientes. Y es que, por su doble condición de ópticos y farmacéuticos, saben orientar muy bien a sus pacientes, incluso aconsejándoles sobre la alimentación que deben o no tomar para que su vista, no solo no empeore, sino que mejore notablemente, algo que yo mismo he podido comprobar personalmente cuando recurrí a ellos para graduarme la vista. Amparo, lejos de graduármela y venderme unas gafas, me orientó y me dijo que yo tenía cataratas y me debía operar, como así hice, gracias a ella, que me indicó el camino correcto. Y es que es tan buena profesional que tiene clientes que vienen desde Madrid y otros lugares de España y que dejan sus problemas de vista hasta el verano, cuando vienen de vacaciones, para ponerse en sus manos, cosa que Amparo agradece y se emociona cuando ve aparecer a esas personas y le dicen que ella es para ellos la mejor.

Es curioso la cantidad de famosos que aparecen den vez en cuando por la óptica, como por ejemplo el actor Mariano Peña, que trabaja en muchas series de televisión y en algunas películas, entre ellas una que me gustó mucho: “Al Sur de Granada”; o el famoso cantante José Manuel Soto, al que no conocieron al entrar porque venía vestido de ciclista, con casco y gafas, y hasta que no se quitó todo aquello no se dieron cuenta de quién era. También apareció por allí una vez Susana Díaz, la que fue presidenta de la Junta de Andalucía; o el que fuera ministro y también presidente del Congreso de los Diputados Jesús Posada; y también Carolina Herrera o Jesús Quintero, el famoso “loco de la colina”; y muchos más que, por no cansar al lector, no voy a nombrar.

Amparo y José viven en el campo de Cartaya, en unos terrenos propiedad de los padres de él, muy cerca de El Rompido, por lo que se puede decir que están “a un tiro de piedra” de aquí, pero la verdad es que van allí solo a dormir, porque pasan prácticamente todo el día aquí en el pueblo.

Al principio, cuando abrió, muchas personas mayores, al verla tan jovencita, a veces le decían que por favor les atendiera el jefe. Pero afortunadamente, con el tiempo y su buen hacer, la gente ya tiene plena confianza en doña Amparo.

En definitiva, que aparte de ser la primera en prestar estos servicios en nuestra población, los puntaumbrieños debemos sentirnos y estar muy contentos por tenerla a ella en Punta Umbría.

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