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Acompáñanos en este paseo por el número uno de los pueblos más bonitos de Cádiz, según la prestigiosa revista de viajes National Geographic, puerta de entrada a la Ruta de los Pueblos Blancos, donde hacer una para obligada
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El curioso nombre del mirador de uno de los pueblos más bonitos de Cádiz
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Un chapuzón a 30 minutos de Jerez en la playa de este pueblo de la sierra
Arcos de la Frontera, ubicado a 30 kilómetros de Jerez, es el municipio más poblado y extenso de la comarca de Sierra de Cádiz. Constituye un importante destino turístico y tiene una posición estratégica entre la campiña jerezana y la serranía. Entre otras razones, su encanto radica en que el centro histórico está emplazado en un espolón rocoso, cortado de forma abrupta. Además, está surcado por un amplio meandro que forma el río Guadalete.
Hace años, en este río proliferaban los molinos harineros. En la actualidad se conservan las estructuras de cuatro de ellos: Molino de San Félix, Molino del Algarrobo, Molino de San Antón y Molino de la Angorrilla, los cuales conservan en mayor o menor medida mecanismo de la molienda o las piedras de molino.
Antiguo alcázar andalusí, también es conocido como castillo de los duques de Arcos. Se trata de una fortificación situada en la plaza del Cabildo, en la parte más alta del casco urbano de Arcos, España. Fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985 con la tipología de monumento.
Uno de los grandes atractivos de Arcos son sus miradores, lugares estratégicos situados a las afueras del casco urbano para disfrutar de vistas de este donde fácilmente te quedas sin aliento al disfrutar de sus vistas. Hay varios: el Mirador Plaza del Cabildo; Mirador de Abades; Mirador de San Agustín; y el Mirador de la Peña Vieja.
Edificio del siglo XVI, fue colegiata en el siglo XIV y se asienta sobre los restos de una fortaleza hispanomusulmana y de la que se conserva parte de una torre poligonal que está integrada en la cabecera de la iglesia. La fachada principal fue realizada en el siglo XVIII por Manuel Gómez y Pedro de Silva en estilo barroco y con influencia de la escuela sevillana. En el interior destacan el retablo mayor, muestra del arte hispano de influencia flamenca de la primera mitad del S. XVI.
Además de lo anteriormente mencionado, el municipio serrano alberga aún mucho más patriomonio monumental. Por ejemplo: el palacio del conde del Águila, de estilo gótico mudéjar, construido entre los siglos XIV y XV, ubicado en la Cuesta de Belén; el ya mencionado castillo, la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción y la iglesia de San Pedro; el convento de San Agustín; el Palacio del Mayorazgo, el Ayuntamiento, ubicado en la plaza del Cabildo, el cual data del siglo XVII; la iglesia de San Francisco, siglos XVI-XVII; el recinto amurallado almohade disponía de tres puertas principales: la Puerta de Jerez al oeste; la Puerta de Carmona situada al norte; el Hospital e iglesia de la Caridad, siglos XVI-XVII; el yacimiento arqueológico romano Sierra de Aznar y el puente de San Miguel construido en 1920 de tipo celosía metálica.
El embalse de Arcos fue construido en 1966. Se localiza el paraje natural Cola del embalse de Arcos. Cuenta con un observatorio para avistar las aves acuáticas residentes y migratorias, como el águila pescadora o el ánade real. En él se encuentra la playa artificial del Santiscal de 250 metros de longitud de orilla. Contigua a la playa se pueden practicar deportes náuticos.
De la gastronomía propia del munipio se podría mencionar más de un plato: Dulces del convento del Corpus Christi de las Mercedarias Descalzas, la albornía, el gazpacho serranop... Pero los bollos de Arcos seguro que conquistan a los paladares más exigentes, aunque son una delicia típica de la Semana Santa.
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