DOMINGO DE RAMOS EN JEREZ | EL PERDÓN

Azul que tiñe de perdón

  • Soberbia estación de penitencia de la Hermandad del Perdón

  • Hermanos de la Candelaria participan en el cortejo en recuerdo de sus inicios en la parroquia de Santa Ana

Azul, azul intenso pintaban los cielos de este Jerez de nuestras entretelas en la mañana del Domingo de Ramos. Y azul, un azul particular, un azul obrero, azul de currante, es el color del que la Hermandad del Perdón tiñó las calles de Jerez en la tarde de ayer, domingo de Palmas, domingo de Hosannas, domingo de ramas de olivo, domingo en el que esta hermandad se ha asentado, y de qué manera.

El cortejo azul se puso en marcha diez minutos antes de que dieran las cinco de la tarde, la hora torera por antonomasia. Doscientos nazarenos y más de setenta monaguillos, el futuro hecho hoy de esta hermandad, se ponían en camino hacia el centro de la ciudad.

A destacar algunos detalles de los que hacen grande a una Hermandad; a saber: en primer lugar, la presencia de hermanos de la Candelaria, recuerdo de sus inicios en la parroquia de Santa Ana, y el caminar en el cortejo de la bandera corporativa de la Agrupación de Fieles de Nuestra Señora del Rosario del Beaterio y del simpecado de la Divina Pastora de San Dionisio, corporaciones de gloria de la feligresía de San Dionisio con las que esta corporación tiene relación durante todo el año. En segundo lugar, un año más, la vocalía de Acción Social se puso manos a la obra para que personas con movilidad reducida pudiera contemplar en primera fila la salida de esta cofradía. De sombrerazo. Sí señor.

Mientras el cortejo avanzaba, los sones de la marcha Requiem, en recuerdo de todos los hermanos de esta hermandad que ya acabaron su peregrinación en este mundo, interpretada por la banda de cornetas y tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado de Valdepeñas (Ciudad Real), de estreno con esta corporación, anunciaban que el Crucificado joven, casi imberbe, que saliera de las gubias del recordado Paco Pinto, estaba al aparecer bajo el dintel de la puerta de su sede. Treinta cuatro almas a la voz de Juan Jesús Castañeda, que se estrena en el martillo, ponían alma corazón y vida en una tarde calurosa, de las de sudar la gota gorda, para poner pies al Cristo que sitúa la palabra ‘Perdón’, con mayúsculas, en nuestras calles.

Ha estrenado este año el paso del Señor del Perdón unos arcángeles en madera de cedro, situados en las capillas laterales de la canastilla, obra de la imaginera Lourdes Hernández con orfebrería en plata de ley del jerezano Ildefonso Oñate, completando este año el paso de misterio del Santísimo Cristo del Perdón. De igual manera, se han estrenado los candelabros de guardabrisa laterales.

Y los sones de Amarguras, de Manuel Font de Anta, que este año cumple su centenario, desde el interior de la ermita, anunciaban que el palio de la dolorosa del Perpetuo Socorro iba a hacer su aparición, dentro del más puro clasicismo cofrade. Elegantísimamente exornada de rosas de color champagne, y a los acordes de la Banda de Música de Nuestra Señora del Castillo de Lebrija, que aportó un repertorio de lo más clásico acorde con el espíritu de la cofradía.

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