fútbol · división de honor

Chaparrón de fe azulina (3-2)

  • El Xerez CD, mermado por las bajas, se crece ante la adversidad y consigue un épico triunfo bajo la lluvia ante el Salerm Puente Genil en un partido que fue perdiendo en dos ocasiones.

Dicen que la fe mueve montañas y que con ella nada es imposible. El Xerez Deportivo se aplicó ayer esa frase y la hizo suya durante los 96 minutos que duró el encuentro que le enfrentó al Salerm Puente Genil, segundo clasificado de División de Honor y uno de los mejores conjuntos de la categoría como visitante. Los xerecistas, en una mañana infernal con mucha lluvia y viento, se crecieron ante la adversidad y fueron capaces de doblegar por 3-2 a un rival que se puso por delante en el marcador hasta en dos ocasiones. Ni el San Fermín, ni las bajas, ni el irregular estado del terreno de juego pudieron con un bloque que demostró carácter y que tiró de casta y poderío físico para superar a la mejor escuadra que ha pasado por La Juventud. Además, la fortuna, esquiva en otras jornadas, esta vez se alió con los locales.

El Deportivo, tras tres partidos consecutivos sin vencer y después de la mala imagen ofrecida el pasado domingo en el Primero de Mayo frente al San Juan, necesitaba ganar sí o sí para no descolgarse de los puestos que permiten luchar por el ascenso a Tercera División y para recuperar las buenas sensaciones que le habían llevado hasta la tercera plaza de la clasificación. Y no falló. Logró el más difícil todavía porque la cita no era la más propicia.

El Xerez CD pasó del infierno al cielo. Nunca dejó de confiar en sus posibilidades y en un cuarto de hora final loco, casi de infarto y con los valientes que se acercaron a La Juventud entregados, firmó un importante triunfo que le mantiene muy vivo.

Las ausencias de Barragán, Quirós, Kevin, Abraham, Alberto y los hermanos Javi y Rubén Gómez no presagiaban nada bueno para el Deportivo, ya que Vicente Vargas tenía que recomponer el equipo tanto en defensa como en el centro del campo. Los que jugaron respondieron. Israel estuvo perfecto como central y asumió los galones de capitán en todo momento, Güiza, aunque tuvo algunos despistes habituales cuando no se tiene continuidad, mantuvo el tipo en el lateral derecho y Agu y David Narváez pelearon al límite en la medular. Arriba, Pedro Carrión volvió a dejar claro que es un lujo para esta categoría. Genio y figura.

El Puente Genil demostró que es un señor equipo y se lo puso complicadísimo a los azulinos. Con criterio, orden táctico e intensidad, pudo adelantarse al filo del cuarto de hora con un remate de cabeza de Moyita, uno de los mejores jugadores cordobeses. La réplica local la puso en el 18' Guerrero, con un centro que un defensa mandó a saque de esquina con muchos apuros.

El Deportivo, una vez superados los minutos del respeto y del miedo al rival, comenzó a enseñar las garras y tuvo el gol muy cerca en dos oportunidades seguidas, aunque ambas a balón parado. En el 35', un defensa tuvo que mandar a córner un remate de Carlos Álvarez tras una jugada de José Vega por la banda y dos después, en un saque de esquina botado por Narváez, Orellana, de cabeza, obliga al portero a lucirse y Pedro Carrión manda fuera de chilena el rechace.

Los pontaneses apretaron en la recta final de un primer tiempo de mucha intensidad y tanto Salva, que se dejó el balón atrás cuando encaraba solo a Zamora (41'), como Tenllado, con un remate de cabeza después de un lanzamiento desde la esquina (42'), pudieron romper el equilibrio en el marcador.

El Xerez entró al partido tras el descanso mucho más despierto y con la firme intención de sumar los tres puntos. Para ello, tiró de corazón, de casta y de calidad individual en momentos puntuales en un segundo acto muy abierto, que terminó cayendo de su lado, aunque para ello tuvo que sufrir primero para igualar en dos ocasiones y luego para hacer el 3-2.

Sin tiempo para casi entrar en calor (47'), Carlitos Álvarez la tuvo ante Cristian pero su disparo pegó en un defensa y a continuación, en un lanzamiento de esquina de José Vega, no aciertan ni Orellana ni Pedro Carrión.

Y cuando mejor lo estaban haciendo los locales, un desajuste defensivo por la banda de Güiza lo aprovechó el Puente Genil para hacer el 0-1 en el minuto 57. Moyita puso un buen balón al segundo palo, que peinó Bubu y remató Carracedo.

Con todo en contra, el encuentro se tenía que escribir de otra manera. Los visitantes, muy seguros y sin cambiar su forma de juego, pudieron sentenciar a la contra (61'). Güiza sacó bajo palos un remate de Fito tras superar a David Zamora en un mano a mano claro.

Y de un susto en toda la regla, a la primera alegría de la mañana. Apenas dos minutos después, el ariete Pedro Carrión aprovechaba un excelente servicio de un incansable Carlitos Álvarez para engañar totalmente al portero y hacer el 1-1.

El choque se volvió loco, se abrió y el gol podía llegar en una portería o en la otra. Y llegó para los visitantes. Tenllado, totalmente solo, aprovechó un rechace dentro del área después de un remate al larguero de Maero para hacer el 1-2 (69').

Tras ese nuevo revés, parecía más cerca el 1-3 que el 2-2 porque el Puente Genil tenía el juego totalmente controlado pero un regalo del guardameta Cristian dio vida al equipo de Vargas. El meta no acertó a controlar una cesión de Tenllado después de que el balón le botase mal por el estado del césped. Sólo pudo contemplar atónito como la pelota se colaba en su portería (76').

Con mucho tiempo por delante, sin parar de llover y con los dos equipos volcados lo normal era que el marcador no se quedase con el 2-2.

Una falta en la frontal del área azulina la estrelló Maero en la barrera (83') y un remate de Pedro Carrión no fue gol porque un defensa sacó la pelota bajo los palos. Lo mejor estaba por llegar.

Cuando ya el empate sí parecía un hecho y los técnicos habían movido los banquillos, en el minuto 87, Juanito Benítez recogió un buen pase en la frontal del área de Poyatos, la tocó para Pedro Carrión y el delantero se la puso de cine a Carlitos Álvarez, que batió a Cristian con la derecha. La remontada era un hecho. De ahí al final, ya no se jugó para desesperación de un cuadro visitante totalmente sorprendido.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios