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Jerez

Adiós al maestro de humanidad

  • Fallece a los 74 años de edad el profesor, exconcejal y escritor jerezano Antonio Sanz Zamorano; el funeral se celebrará hoy, a las 11 horas, en la iglesia del Carmen

Vuelve Antonio a pasear de la mano de su padre. Como lo hizo con tan sólo 11 años en aquellos primeros días de septiembre de 1948, calurosos, para ver la flamante Fiesta de la Vendimia. Ha muerto Antonio Sanz Zamorano. Y se fue ayer, tras una cruel y fulminante enfermedad que ha puesto pie en pared a los sueños de este jerezano, amante también de la Bahía de Cádiz, su tierra natal. Pionero en tantas cosas, conducidas siempre con simpatía y buen humor, llevó en el corazón su vocación de maestro, una pasión que transmitió a los alumnos en cada lección de humanidad que impartía. Un hombre que funcionaba a golpe de metas, que su empeño y tesón además hacían realidad.

Nació en Cádiz en 1937, aunque vivió en Jerez desde que tenía siete años. Cursó estudios en el instituto Coloma, donde dice que "tuvo la suerte" de ser alumno de Preparatoria de Alberto Durán Tejera, quien dio su nombre al Zoo jerezano, que fue además concejal y primer comisario de la Fiesta de la Vendimia y que dejó una importante huella en Antonio. Continuó los estudios en la Escuela Normal de Magisterio de Cádiz. Ejerció la docencia durante 42 años con destinos como Grazalema, Málaga, Mesas de Asta y Jerez. Los últimos cuatro años fue director del colegio Alfonso X El Sabio. Allí creó el primer laboratorio para que los chavales hicieran prácticas, que fue una importante aportación para la época. En iniciativas como ésta se reflejaba que eran constantes sus deseos de renovación de la educación.

A su jubilación le fue concedida por el Ministerio de Educación, a propuesta de la Junta de Andalucía, la Cruz de Alfonso X el Sabio. Era además Caballero de la Orden del Carmen y Medalla de Oro de la Hermandad de la Sagrada Lanzada. Fue además durante 7 años concejal (delegado de Cultura, Deportes y Educación desde 1972 a 1979) del Ayuntamiento de Jerez junto a los alcaldes Juan Corchado, Manuel Cantos Ropero y Jesús Mantaras.

Ha dictado numerosas conferencias, la última, sobre la figura de Alberto Durán Tejera, en la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras, de la que fue nombrado 'Amigo' en 2010. Tras esta charla, nació la idea de retratar en un libro los 37 años de aquella Fiesta de la Vendimia. En dichas citas le gustaba apoyarse en las nuevas tecnologías, que utilizaba con asiduidad, y 'arrojar' bombas informativas, como las llamaba él, sobre lo próximo que 'tramaba' hacer.

Uno de aquellos sueños fue la recuperación de la Fiesta de la Vendimia, que para Antonio acabó en 1985 porque las ediciones siguientes él apuntaba que habían sido muy "light", para la que creó incluso una Comisión. De hecho, ya ha mantenido un serie de reuniones para abordar el futuro de la Fiesta. Hizo además un repaso por esta celebración con su reciente libro 'Gloria y ocaso de la Fiesta de la Vendimia' (EH Editores), en el que tanto cariño y tesón puso, que quien escribe tuvo oportunidad de presentar y de conocer así más de cerca la figura de esta entrañable y querida persona, para fraguar ya una eterna amistad. Una obra que tenía y tiene como objetivo "que la gente que vivió esta Fiesta la recuerde y que las nuevas generaciones se acerquen a un acontecimiento que fue importante para Jerez, y para la prosperidad del negocio del vino", contaba su autor. Antonio confesaba que mientras preparaba el libro, pensaba que un acontecimiento así, "jamás se recuperaría, aunque me gustaría que el deseo de los jerezanos fuera volver a organizarla". De ahí el nacimiento de la Comisión, que sería deseo de su precursor que le sobreviviera. Así lo aseguraba ayer su familia, sus tres hijos, Maritina, Francisco José y Antonio, y su viuda, María Remedios. Todos estuvieron bien arropados por más familiares y amigos como la alcaldesa de la ciudad, María José García-Pelayo, acompañada de algunos de sus concejales, la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez; los consejeros de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, que mantuvo una fuerte amistad con el finado, crecida entre vino de la tierra en reuniones en la playa, y Antonio Ávila, el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez; y el presidente provincial del PP, José Loaíza, entre otras personalidades. Asimismo, Pelayo anunció a la familia que una de las calles de la ciudad llevará el nombre de Antonio Sanz Zamorano.

Dicen de Antonio Sanz que era un hombre "que no paraba". Y es cierto, ni tan siquiera una escalera le impedía subir hasta este Diario para dar a conocer sus propuestas, sus ideas, sus sueños que no paraban de bullir en su cabeza. Buen amigo, no tuvo contrincantes en la vida. No le hacían falta. Quizás sea la virtud de la humanidad, que tanto sobresalía en este maestro, la que hará a Antonio inmortal. El funeral se celebrará hoy a las once de la mañana, en la iglesia del Carmen. Descanse en paz.

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