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Jerez

Última llegada de los niños saharauis

  • Las familias de acogida ya han comenzado a convivir con los niños procedentes del campamento de refugiados Carmen y Luis cuentan su experiencia con Hamadi y Sidi

La Asociación Amiraui es la encargada de ayudar a todas las familias jerezanas que desean acoger durante las vacaciones a niños procedentes de los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf (Argelia). Con el programa 'Vacaciones en Paz 2013' que organizan la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias con el Sáhara y las Asociaciones de Amistad con el pueblo saharaui, más de mil familias andaluzas pueden acoger a estos niños que tanto lo necesitan. Con ello se sigue profundizando en las relaciones con el pueblo saharaui y mejorar la calidad de vida alimenticia y sanitaria de estos niños.

Esta familia comprendida por Carmen Rodríguez, Luis Delgado y su hija Carmen acogen este año a dos hermanos llamados Hamadi y Sidi de doce y diez años respectivamente. Según cuentan, Hamadi y Sidi viven en el poblado 7 en un campamento de refugiados. Hamadi lleva viniendo seis años y era muy probable que este no pudiese venir pero al final con la ayuda de la asociación han conseguido que pase su último verano con Carmen y Luis. Sidi viene a pasar el verano a esta familia desde hace tres años y el año que viene también será el último, así lo expresa Carmen hija: "Desde que hay muchas menos familias que acogen a niños saharauis por culpa de la crisis, hay muchos niños que se estaban quedando sin vivir esta experiencia, por ello se ha decidido que cada nueva familia a partir de ahora sólo acoja a los niños dos años seguidos ". El principal fin es ante todo sanitario, gracias a la sanidad pública de este país, los niños saharauis que pasan aquí una temporada son vacunados de todo lo necesario, Carmen Rodríguez dice: "Cada año que vienen lo primero que hacemos es llevarlos a que se vacunen de aquello que les corresponde por edad y así durante el resto del año no suelen enfermar en su lugar de origen".

Las principales actividades que realizan en el verano son jugar al fútbol, a los videojuegos, bañarse en la piscina, ir a la playa, ver la tele, navegar por internet y jugar con los amigos del vecindario que todos los años los esperan con ilusión. De todas ellas su preferida es el fútbol. Hamadi dice incluso que cuando sea mayor quiere dedicarse a ser futbolista.

Hoy nada más llegar se han ido todos al centro comercial para comprar ropa y zapatos puesto que ellos vienen sin nada, la familia a parte de mantenerlos durante estos dos meses y darles todo lo necesario para una vida completamente normal, debe pagar parte del viaje que los traslada aquí. En total son unos 700 euros por niño, la asociación consigue ayudar con la otra parte mediante la venta de almanaques, papeletas y diversas rifas durante todo el año. Cuando los niños deben volver se les surte con cajas llenas de alimentos para ellos y toda su familia.

En el campamento los niños comienzan sus estudios una vez que han terminado de aprenderse El Corán, Hamadi lleva dos años estudiando en una escuela en Argelia y Sidi aún no ha comenzado. Su familia de acogida le instruye en muchas cosas que los niños no aprenden desde pequeños, como nadar, utilizar el ordenador, aprender la cultura española. Entre estos aprendizajes está el de la alimentación, ellos les enseñan a comer de todo, así lo cuenta Luis: "Lo que más les gusta comer es la tortilla de patata, en cuanto han llegado aquí es lo primero que nos han pedido".

Los niños mantienen un pequeño contacto con sus familias en Argelia: "Hablan tan sólo dos o tres veces en el verano porque allí es muy difícil conseguir hablar por teléfono", explica Carmen hija. A pesar de eso los niños están felices y todos los años quieren volver, están muy concienciados que son unas vacaciones y que después deben regresar con sus familias y no es algo que les traumatice sino que les hace mucho más felices. Cuando regresan a Argelia, además de la comida, las familias les regalan obsequios como música en MP4 o la Playstation que Hamadi llevó a su casa el año pasado cuando parecía que iba a ser el último.

Esta gran labor es gracias a todo el conjunto de personas que ponen su granito de arena a pesar de las dificultades y ayudan a muchos niños a conocer más allá de la pobreza en la que viven, un mundo que les ofrece muchas posibilidades y le hace felices. La cuestión es qué pasará con estos niños cuando crezcan y cuál será el futuro que les espera.

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