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Jerez

Un tentadero especial

  • Más de mil escolares asisten a la lección magistral de Juan José Padilla en la plaza de toros en un acontecimiento pionero

Al grito de ¡Padilla, Padilla!, unos mil escolares despidieron ayer de la Plaza de Toros de Jerez al diestro Juan José Padilla, encargado de dirigir una clase magistral cuyo objetivo primordial no era otro que acercarles el arte del toreo. 

Para muchos fue una experiencia inolvidable, pues eso de ver torear en directo, aunque fuese a una vaquilla, suponía algo novedoso. Verse en el tendido y oír el bramido de las cuatro vaquillas que desfilaron por el coso en un tentadero sui generis sorprendió a la mayoría, poco habituados a vivir las cosas en primera persona. De cualquier forma, no todos aceptaron con entusiasmo la original iniciativa, ya que algunos, los más sensibles, mostraron su rechazo a la misma al comprobar cómo sangraban algunos animales.  

 

Padilla ejerció de instructor a las mil maravillas, aunque previamente, Dolores Barroso, doctora en historia del arte, introdujo a los pequeños en lo que iban a ver. Hija de picador y gran conocedora de la materia, explicó que "la tauromaquia forma parte de nuestra cultura", y recordó que "los taurinos somos los primeros en respetar a los animales".

 

A partir de entonces, el torero jerezano tomó el mando y trató "de llevar a la plaza lo que se hace en el campo", dijo. El público, entusiasmado con todo lo que acontecía sobre el ruedo, asistía, sobre todo al principio, a las explicaciones del maestro, y al grito de 'uyyy' radiaban las carreras hacia el burladero de los subalternos y los cinco alumnos de la escuela de tauromaquia elegidos para la ocasión ante las embestidas de las reses de Santiago Domecq. 

 

Con el paso de los minutos y como niños que son, la atención fue mermando (sobre todo a partir de la tercera vaquilla), algo de lo que la organización ya ha tomado nota.

Mientras, Padilla ilustraba con bastante eficiencia lo que iba sucediendo. "En el tentadero hay que torear para el ganadero, él tiene que elegir si las vaquillas son buenas o no para ser madres", destacaba. 

 

Una vez metido en faena, no sólo fue describiendo cada maniobra "para medir la distancia, la bravura, el recorrido de la becerra", sino que también aleccionó a los distintos alumnos de la Escuela de Tauromaquia que tuvieron la suerte de compartir experiencia. Mercedes San Román, Eloy Hilario, Ignacio Bonmati, Miguel Andrades y Antonio Moscoso disfrutaron de los consejos del torero, que corregía sus movimientos y situaciones delante de la becerra. 

 

Con el paso de los minutos muchos aficionados y algún que otro curioso que al pasar por la plaza y oír jaleo asomó la cabeza por el tendido fueron dando otro color la grada, a la que un sol de justicia, y ya en lo más alto, castigaba a todos.

 

Con los pequeños entregados, Padilla se despidió entre vítores y reflejando en su rostro que la experiencia había sido reconfortante. "Tengo que agradecer al Ayuntamiento, a la empresa que gestiona la plaza y a la Escuela municipal toda la colaboración que han puesto en poder celebrar este tentadero, de clase magistral, abierta sobre todo a los jóvenes, por transmitir los valores de nuestra cultura y llevar a lo más cercano todo lo que concierne una clase práctica, sobre todo un tentadero y que valoren la bravura de la becerra, en cuanto al análisis que se hace en el caballo, en el capote y en la muleta", confesó posteriormente.

 

La propuesta, que dio continuación a la charla en la plaza llevada a cabo el pasado año, parece haber servido de base a futuras iniciativas. Así lo reconocían los responsables de la empresa Funciones Taurinas, colaboradora de la Escuela Municipal de Tauromaquia en la organización del evento, y el propio delegado de Promociones Culturales, Antonio Montero quien ya planeaba ayer "meter a más escolares el año que viene".

 

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